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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 146 DE 365

¡Camina con el Señor!

No tengas miedo... yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios... te doy fuerzas... te sostengo con mi mano victoriosa”, Isaías 41:10 (DHH).

¿Se puede ser testigo mudo? José de Arimatea y Nicodemo lo eran, Juan 19:38-42. Ambos pertenecían al Sanedrín. ¡Qué triunfo contar con dos creyentes en el máximo tribunal de justicia! Solo había un problemita, nadie sabía que ellos eran cristianos. Eran discípulos secretos. Seguidores de Jesús, pero a escondidas. Ese es el error en el que podemos caer todos nosotros que, habiendo sido encomendados para ser testigos de la gracia de Dios, permanezcamos ocultos y en silencio. Nadie es más egoísta que aquel que guarda lo que Dios le dio para compartir.

José y Nicodemo tenían miedo, Juan 19:38. Cuando la intimidación es aceptada nos transforma en testigos mudos. La misión del diablo es silenciar a los creyentes. No quiere que seamos mensajeros del amor de Dios a este mundo perdido. Cuando tú dejas de testificar cooperas con los planes del diablo. Cuando divulgamos la fe y hacemos que otros amen, honren y obedezcan a Dios le causamos un gran dolor de cabeza al diablo.

Había una vez un predicador callejero que proclamaba el amor de Dios. Un individuo le gritó: “¡Cállate, viejo! ¡No eres más que un soñador!”. Una niña le dijo: “Señor, no sé quién es usted, pero quiero que sepa que el predicador es mi papá. Era alcohólico y cuando venía a casa se llevaba mi ropa para venderla y satisfacer su vicio. Cuando Dios lo salvó, consiguió trabajo y me compró ropa, calzado y libros para el colegio. Jamás volvió a beber. Ahora, cada vez que tiene un minuto libre, lo aprovecha para contarle a la gente lo que Dios hizo en su vida. Por eso, señor, se lo ruego... si mi papito es un soñador, si todo esto es un sueño, no lo despierte. Por favor, ¡no lo despierte!”.

No actúes por conveniencia. No te dejes manipular por la mayoría. Y no pienses como el mundo lo hace. No temas al ridículo ni tengas miedo a la crítica. Sé un verdadero testigo de Cristo. Nuestro propósito en este mundo es ser mensajeros de su gran amor. ¿Eres un creyente a escondidas? ¿Te ocultas de tus amigos y compañeros de trabajo? Este es el momento de salir de tu escondite y empezar a compartir la fe. Cuando obedecemos alegramos el corazón de Dios y, además, ¡somos bendecidos!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/