Una vida de intimidad con DiosMuestra

Todo lo que quieres está del otro lado del temor

“Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”, Mateo 28:20 (NVI).

Cuando los apóstoles enseñaban la Palabra de Dios a creyentes nunca tuvieron oposición. La persecución llegó el día en que predicaron fuera de la iglesia, Hechos 16:19-23, 17:5. Los enemigos de la cruz se molestaban de que los discípulos persuadieran a la gente a adorar a Dios, Hechos 18:13.

Siempre que cumplamos con nuestro trabajo de persuadir a otros a creer, confiar, honrar y obedecer al Señor estaremos enfureciendo al diablo. Nota que a los primeros discípulos no se les exigía que dejaran de ser cristianos sino que no divulgaran la fe, Hechos 4:17-20. Lo mismo sucede hoy en día. Mientras nos prediquemos entre nosotros, el diablo seguirá cantándonos y hamacándonos para que no despertemos del sueño eterno. De ahí la importancia de la evangelización. ¡Prediquemos a Cristo, todo el tiempo y en todo lugar!

La intimidación tiene como objetivo desplazarnos de la misión de Dios. Precisamente eso es lo que quiso hacer Herodes: “Le dijeron a Jesús: - ¡Huye, porque el rey Herodes... quiere matarte!”, Lucas 13:31 (TLA). La amenaza tenía como propósito desplazar a Jesús de su misión divina. La misma intención tuvo Jezabel cuando juró quitarle la vida a Elías, 1º Reyes 19. El profeta huyó para salvar su vida, en cambio Jesús respondió: “Díganle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y sanando a la gente... cumpliré mi propósito”, Lucas 13:32 (NTV). El Señor enfrentó las amenazas y siguió trabajando hasta cumplir su misión. Y lo mismo se espera de nosotros. ¿Qué es lo que Dios te pidió hacer y por temor no lo hiciste? Regresa y enfrenta tus miedos. Si no lo haces perderás tu posición de autoridad y la misión de Dios correrá peligro. El Señor dijo: “No tengan miedo... porque hay un poder mucho más grande de nuestro lado... ¡Con nosotros está el Señor... para ayudarnos y para pelear nuestras batallas...!”, 2º Crónicas 32:7-8 (NTV).

¿De qué manera llega la intimidación? Mediante palabras. El arma más poderosa del diablo son sus palabras. El diablo nos habla, nos miente, nos confunde y nos llena de inseguridades. ¿Para qué? Para sacarnos del camino y anular el propósito de Dios. No tengamos miedo. Hablemos con libertad porque Dios ha prometido estar con nosotros siempre. Y su promesa es nuestra mayor seguridad. No te permitas morir hasta haber cumplido con la gran misión que Dios te confió.