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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 144 DE 365

La tonta idea de robarle a Dios

“... ¡Ustedes me están robando!”, Malaquías 3:8 (NVI).

Muchas personas son irreprochables a la hora de saldar sus cuentas con otras personas, pero descuidadas cuando se trata de pagarle a Dios lo que se le debe. Son pulcros en darle al César lo que es del César, pero despreocupados cuando se trata de darle a Dios lo que es de Dios, Mateo 22:21. “¿Cuánto le debes a mi señor?” (Lucas 16:5, NBLH) es una pregunta pertinente que debemos hacernos. Consideremos algunas deudas que podríamos tener con Dios:

1. Amor y devoción. A menudo le negamos al Señor la comunión que anhela tener con nosotros. Programamos una cita con Dios que luego suspendemos o cancelamos. Cuando la Biblia dice que debemos honrar a Dios con las primicias de todos nuestros frutos también incluye nuestra devoción, Proverbios 3:9. ¿Es tu pasión por el fútbol más fuerte que tu fervor por Dios? El no soportará rival en el primer lugar de tu corazón. ¿Puede acaso Dios sentirse satisfecho con la miseria que usualmente le damos una vez por semana y que llamamos ‘adoración’? Si esperamos bendición y avivamiento, entonces tenemos que estar dispuestos a sacudirnos de la modorra espiritual y amar al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas,Marcos 12:30.

2. Tiempo. Es muy común durante la semana robarle tiempo a la familia para dárselo al trabajo; luego, los fines de semana, le robamos el tiempo a Dios para dárselo a la familia. ¿Cuántas de las 168 horas que ha tenido la última semana se la has dado al Señor? Quizás digas el costo de vida es cada vez más alto, las necesidades se multiplican o éste es el tiempo de trabajar y ahorrar. Quizás eso sea cierto, pero el Salvador tiene algo que decir: “Todas estas cosas os serán añadidas”, Lucas 12:31. Nadie jamás sacrificó algo por la causa de Cristo y terminó perdiendo en esa transacción.

3. Servicio. Fuimos creados, salvados y llamados para servir a Dios. Dios espera que lo sirvamos en la edificación de su iglesia y en la extensión del reino. Siempre que uses tus talentos, habilidades y dones espirituales para testificar y hacer famoso el nombre de Jesucristo estarás sirviendo para Dios. Cada vez que uses todos esos recursos solo para provecho personal estarás ROBÁNDOLE A DIOS. No lo olvides: si eres de bendición, tú mismo serás bendecido: “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”, Juan 12:26.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/