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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 107 DE 365

Cuatro claves para que tu oración funcione

Resaltemos cuatro aspectos acerca de la oración:

1. La oración comienza con Dios. El centro de la relación entre Dios y nosotros no somos nosotros ni nuestras necesidades, sino Dios y su gloria: “Padre que siempre sea santificado tu nombre”, Lucas 11:2. Dios no es un simple proveedor de servicios. No está obligado a satisfacer nuestros caprichos. Busquemos primero el reino de Dios y todo lo demás nos será añadido. Si no te preocupas por Dios y su obra, ¿por qué pretendes que Dios se interese por ti y tus cosas?

2. La oración debe ser constante. La clave para recibir es prevalecer delante de Dios. Golpeamos las puertas del cielo muy poco y con escasa entrega o pasión. Con frecuencia ni siquiera estamos convencidos de que Dios vaya a respondernos. Deberíamos imitar a Jacob y decirle a Dios: “No te dejaré si no me bendices”, Génesis 32:26. ¿Y qué sucedió? ¡Dios lo bendijo!, Génesis 32:29.

3. La oración debe hacerse con fe. Estamos hablando de esa clase de oración intensa, ferviente y agonizante que genera más fe mientras más se intercede y que sube de nivel al punto en el que se tiene la convicción de que hemos sido aceptados por Dios y nuestras oraciones han sido escuchadas. Uno se levanta de sus rodillas con la seguridad interior de que la bendición viene en camino y que ya no es necesario seguir orando porque sería incredulidad. Jesús oraba de esa manera. ¿Recuerdas qué dijo frente a la tumba de Lázaro? “...Padre, te agradezco porque me has escuchado”, Juan 11:41 (PDT). Jesús dio gracias por un milagro que todavía no había sucedido. “Afortunados los que no necesitan ver para creer”, Juan 20:29 (PDT). Cuando agradecemos a Dios por haber respondido una oración eso se llama GRATITUD, pero darle las gracias antes de que llegue la respuesta se llama FE.

4. La oración que prevalece es la que no tiene obstáculos. El pecado es la principal causa de que nuestras oraciones no sean contestadas: Sus pecados han hecho que Dios se tape los oídos y no quiera escucharlos”, Isaías 59:2 (TLA). Responde ahora a la voz del Espíritu. Él te señalará lo que debes corregir. No lo ignores. El pecado te cierra las puertas a la bendición divina. Pídele al Espíritu Santo que te guíe al arrepentimiento genuino, porque a la muerte del pecado le sigue la resurrección de tu vida. Luego, ¡ejerce fe para apropiarte de todas las promesas de Dios!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/