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El valor de vivir una vida equilibrada

DÍA 5 DE 10

Otras características que acompañan a una persona que vive su vida en desequilibrio, y con énfesis excesivo en el trabajo son:

  • Adicción al trabajo

Salomón nos dice que este hombre nunca cesa de trabajar. Este hombre tiene una adicción al trabajo; ha hecho de su actividad laboral el núcleo central de su vida, hasta el punto de desdeñar otras actividades y de no ser capaz de tener otros intereses. 

La adicción al trabajo se define como la implicación excesiva y progresiva de la persona en su actividad laboral, sin control, ni límite, y en abandono de otras actividades e intereses. Este exceso de implicación no se explica por necesidades laborales objetivas, sino por necesidad psicológica de la persona afectada.

 Ser trabajador es una virtud, pero serlo en exceso y tener un elevado compromiso con un negocio, empresa o actividad laboral puede dar lugar a la adicción al trabajo y, por tanto, a un riesgo psicosocial.

Por otra parte, como lo demuestran las estadísticas de algunos de los países con los mejores indicadores de productividad del mundo, las jornadas de trabajo menores a 48 horas semanales generan más productividad y efectividad laboral. Entre estos países están Finlandia, Noruega, Alemania, Inglaterra y Dinamarca, que tienen economías sólidas y altamente productivas. La experiencia laboral en estos países dice que, contrario a lo que se piensa, trabajar el tiempo adecuado contribuye más a la productividad que trabajar tiempo extra.

  • Actitud de avaricia

A este hombre lo mueve la codicia, más que el deseo de aportar valor a otros, o generar desarrollo a través de un rol o actividad. Este personaje está atrapado en la carrera de la codicia.

La codicia genera una incapacidad para crear y sostener relaciones significativas: Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano. Es el resultado de enfocarse en forma adictiva en el trabajo y en la acumulación de riqueza. Este hombre tiene una inclinación exclusiva hacia las tareas, obviando a las personas; por lo que carece de nexos personales significativos.

Este hombre, además, no tiene ni cónyuge, ni hijos a los cuales legar el fruto de su trabajo. No se ha dado tiempo para construir una familia, o desarrollar amistades.

Acerca de este Plan

El valor de vivir una vida equilibrada

La vida sana y funcional tiende al equilibrio. Vivir sabiamente deriva de vivir con equilibrio. El equilibrio es fundamental para la salud física, emocional y espiritual y la efectividad personal. Por el contrario, la falta de equilibrio trae inestabilidad, inefectividad, desgaste físico, psicológico y espiritual. Una persona funcional y equilibrada es aquella que es capaz de hacer que todo lo que se es y hace que funcione de manera armónica.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/