Descubriendo la verdad de Dios en las tormentas de la vidaMuestra

El por qué de las pruebas

Antes de enfrentar una gran prueba, la mayoría de los cristianos creen tener una buena compresión de Romanos 5:3-4, y que podrán aplicarlo fácilmente a sus vidas cuando lleguen las dificultades. Pero luego, todo cambia. Tal vez experimentan la pérdida de un ser querido, comienzan a tener problemas en su matrimonio, o reciben un diagnóstico médico de cáncer"

Son en estos momentos en que descubrimos cuán débiles somos, pueden ser tiempos de gran oscuridad. Sin embargo, en esos momentos tenemos una opción. Podemos darle la espalda al cristianismo, huir de la realidad, o aceptar que nuestras circunstancias le pertenecen a Dios.

Tenemos que perseverar. Tenemos que confiar en que a Dios, que conoce el número de cabellos en nuestra cabeza, le importamos lo suficiente como para cuidar de nosotros en toda situación. Y tenemos que recordarle a nuestro corazón esa verdad cada mañana.

Cada día que soportamos las pruebas, crecemos en nuestras habilidad para perseverar en medio de las dificultades. En las Escrituras, con frecuencia se nos ordena a perseverar. ¡Así que desarrollar la perseverancia es algo que no debe tomarse a la ligera!

Pablo nos dice que la perseverancia que ganamos a través del sufrimiento también produce carácter. Mientras enfrentamos y experimentamos las adversidades, nos hacemos más fuertes, desarrollamos creencias firmes y recordamos nuestra propia fuerza. Las personas que han padecido sufrimientos, no se dejan influenciar fácilmente por las opiniones de los demás, pueden perseverar en momentos de conflictos morales serios y de tentaciones, porque perseveraron en sus luchas. Ese es un regalo invaluable que cada uno de nosotros recibe cuando atravesamos por tormentas en nuestra vida.

Finalmente, se nos dice que el carácter produce esperanza. Tenemos esperanza para el futuro y para cada día, porque sabemos que nuestro Dios nos está cuidando, y Pablo nos dice que esta esperanza no nos defrauda.

En definitiva, todo nuestro sufrimiento está produciendo una esperanza que se cumple cada día en Jesús.

¡No hay nada mejor en lo que podamos gloriarnos!

Oración: Amado Dios, gracias por usar mi sufrimiento para hacerme más como tu Hijo. Ayúdame a perseverar, a crecer en mi carácter y a encontrar esperanza en Ti. Dame fe para entender que me estás transformando en una mejor persona a través de mis pruebas. Gracias por tu gracia cuando caigo. Amén.