Descubriendo la verdad de Dios en las tormentas de la vidaMuestra

El regalo de la compasión

Si alguien en algún momento tuvo el derecho de sentirse infeliz, fue Hellen Keller. Ella era ciega y sorda, y sus discapacidades la inhabilitaron para experimentar el mundo de la manera que muchos de nosotros lo hacemos. Todos alrededor de ella tenían habilidades las cuales ella carecía. Sin embargo, ella tenía determinación y algo aún más valioso: compasión.

Decía: ”Incluso cuando te sientas la persona más desdichada, cree que hay algo en el mundo que debes hacer". "Mientras puedas endulzar el dolor de otro, la vida no es en vano."

En su adultez, Helen dedicó mucho tiempo a visitar soldados en los hospitales, ellos habían quedado ciegos o sordos en la guerra. Les fue a compartir la esperanza de que podían vivir una vida productiva, luego de sus lesiones. Los animaba a no rendirse en el futuro. Sus discapacidades le dieron la oportunidad de ayudar a esas personas a enfrentar luchas tremendas.

Mira, por un momento, desde la perspectiva de Helen. Fácilmente pudo haber dicho, “Yo soy sorda y ciega, y estos hombres solamente ciegos, mis problemas son más grandes que los de ellos." Podría haber elegido estar amargada, enojada o enfocada en sus propias luchas. Pero en su lugar, ella eligió utilizar sus circunstancias para mostrar compasión por aquellos a su alrededor.

Dejar ir nuestro "derecho" a revolcarnos en nuestro dolor y elegir tener compasión por los demás es difícil, pero cuando estamos sufriendo, tenemos una mayor capacidad de empatizar con los demás.

En vez de comparar los problemas o juzgar quién está peor, podemos escoger ser una bendición.

Oración: Amado Dios, gracias por el regalo de la compasión. Sé que cuando atravieso tormentas en mi vida, tengo una mayor capacidad de ser compasivo con los demás. Ayúdame a sacar provecho de eso y úsalo para bendecir a los que me rodean. Amén.