El proceso de Dios para el corazón quebrantadoMuestra

Mi ayuda viene de ti
Todos, en algún momento de la vida, llegaremos a una situación en la que las opciones se agotan, las soluciones parecen no funcionar y lo único que nace del corazón es un clamor: «¡Socorro!». Es un grito que surge desde lo más profundo, expresando la angustia de no hallar salida en medio del caos. Sin embargo, para quienes pertenecemos a Jesús, hay una buena noticia: ese clamor no se perderá en el vacío, porque obtendremos de Dios una respuesta.
Así lo expresó el salmista:
«Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra».
(Salmo 121:1-2, RVR60)
En su angustia, el salmista no solo recordaba lo que Dios había hecho por él en el pasado, sino también quién es Dios: el Creador de todo lo que existe. Este entendimiento derriba toda ilusión de autosuficiencia que nos mantiene atrapados en la impotencia de intentar salir, por nuestras propias fuerzas, de aquello que solo Dios puede resolver.
Con frecuencia, Dios permite que lleguemos a esos momentos donde no nos queda más que depender de él, para recordarnos que él es todo lo que realmente necesitamos. Por eso la oración no debería ser nuestro último recurso, cuando ya hemos agotado todas nuestras fuerzas, sino nuestra primera respuesta, con la plena convicción de que Dios nos salva, nos sostiene y nos da la gracia para atravesar cualquier valle de prueba o dolor.
La canción Socorro proclama con fuerza y gozo: «Alzaré mis ojos a los montes, te veré radiante como el sol; seguiré el brillo de tu gracia, porque sé que tú sigues siendo Dios, tú sigues siendo Dios».
Cuando el mundo parece tambalearse y todo a nuestro alrededor se sacude, ¡él sigue siendo Dios! Si hoy atraviesas un tiempo difícil, recuerda: él sigue sentado en su trono. No dejes que el temor o la angustia dominen tu corazón; es precisamente en esos momentos cuando un canto espontáneo y sincero puede convertirse en un recordatorio vivo de su Palabra y en una expresión pura de adoración. Así que levanta tus ojos y contempla al Dios que hizo los cielos y la tierra. Tu socorro no viene del dinero, de otras personas, ni de tus propias fuerzas, sino del Señor, que no duerme y no te dejará caer.
Acerca de este Plan

En medio del ruido del mundo, de las pruebas y el desgaste diario, conectémonos con las verdades eternas de la Palabra para apreciar su gracia, despertar gratitud y buscar renovación espiritual. Encendamos nuevamente nuestro corazón en pasión por Cristo, pues fuimos creados para vivir en comunión con él, brillar en la oscuridad y predicar el mensaje de esperanza. Este plan fue creado con motivo del álbum «Kintsugi» de la banda Un Corazón.
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Nos gustaría agradecer a CanZion por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: canzion.com
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