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El proceso de Dios para el corazón quebrantado

DÍA 3 DE 5

Arte en sus manos

¿Alguna vez te has sentido como una pieza rota en mil pedazos?

En Japón existe una antigua técnica llamada kintsugi, que consiste en reparar piezas de cerámica rota utilizando oro líquido. En lugar de ocultar las grietas, los artesanos las resaltan con brillo dorado, transformando la fractura en algo hermoso. Lo que antes era un signo de fragilidad se convierte en una obra de arte aún más valiosa que el objeto original.

Así es también la obra de Dios en nosotros. Él no descarta los fragmentos de nuestra historia, sino que los une con su gracia para mostrar su gloria a través de nuestras grietas y cicatrices.

El kintsugi nos recuerda que las piezas rotas de nuestra vida, en las manos de Aquel que sana y restaura, se convierten en un testimonio de su poder sanador. Cada grieta reparada por Su amor no es una marca de vergüenza, sino una evidencia visible de su poder para transformar el dolor en belleza. Así como el oro resalta las uniones en la cerámica rota, la misericordia de Dios resalta las áreas donde fuimos quebrantados, pero ahora somos sostenidos por su fidelidad. Y eso, precisamente, despierta adoración.

La canción 1000 pedazos de la banda Un Corazón declara: «A veces das, a veces quitas, tu voluntad puede doler, pero sé que todo obra para bien». Estas palabras nos recuerdan que el proceso de restauración no siempre es placentero. A veces es Dios, como el mejor artista, quien decide romper la vasija para volver a moldearla con propósito. La disciplina, que con frecuencia percibimos como algo negativo, en realidad es una expresión profunda de Su amor y una evidencia de que le pertenecemos. Es la prueba de que sigue interesado en nosotros, de que aún estamos en sus manos y de que él continúa obrando todo para nuestro bien.

Por eso, no desaproveches el quebranto, porque incluso en medio del dolor, Dios sigue obrando. No menosprecies los procesos de formación, esos momentos en los que él pule el carácter, fortalece la fe y alinea el corazón con su propósito. Confía en su voluntad y descansa en su soberanía, sabiendo que nada se escapa de su plan perfecto.

Recuerda que el acto más profundo de adoración no es cantar cuando todo es fácil, sino exaltar su bondad incluso cuando nos sentimos quebrantados y vacíos, cuando todo parece perdido, y aun así declarar: «Y si estoy en mil pedazos es porque no es el final. Alma mía, en mil pedazos, nunca dejes de adorar».

Muchos pueden exaltar a Dios cuando todo marcha bien, pero solo los verdaderos discípulos lo adoran en medio de la tormenta. Es allí, entre los pedazos, donde podemos ver el arte de Su gracia en nuestras vidas.

Acerca de este Plan

El proceso de Dios para el corazón quebrantado

En medio del ruido del mundo, de las pruebas y el desgaste diario, conectémonos con las verdades eternas de la Palabra para apreciar su gracia, despertar gratitud y buscar renovación espiritual. Encendamos nuevamente nuestro corazón en pasión por Cristo, pues fuimos creados para vivir en comunión con él, brillar en la oscuridad y predicar el mensaje de esperanza. Este plan fue creado con motivo del álbum «Kintsugi» de la banda Un Corazón.

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Nos gustaría agradecer a CanZion por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: canzion.com