Evangelismo con poder.

No todos por los que oramos son sanados, ni todos los evangelizados aceptan a Jesús en su corazón, pero nunca deberíamos dejar que eso nos impida seguir con nuestro trabajo.

Compartir nuestra fe y orar por las necesidades es un acto de amor. Para Dios, nada es imposible cuando oramos y compartimos nuestra fe. Si podemos hacer que la gente experimente el poder de Dios, ellos pueden estar mucho más abiertos a escuchar más acerca de Jesús. Si los 18 creyentes experimentan el amor de Dios, es menos probable que se alejen de Dios y de la Iglesia.

El poder de Dios liberado en señales, prodigios y milagros es la clave de un evangelismo con poder, es el mismo establecido por Jesús y sus discípulos.

Para esto deberíamos prestarle atención a las siguientes características que debemos trabajar en nuestras vidas:

1. Autoridad: Toda autoridad espiritual viene de la relación con Dios. Viene de estar cerca de Jesús, y el nos dijo que permaneciéramos en Él.

2. Fe: La fe requiere acción, porque la fe sin obras está muerta. No queremos hablar de sanidades o salvación, queremos activarlas.

3. Consagración: La presencia de Dios trae poder con ella. Los días que pasamos en ayuno y oración sin duda aceleran el desarrollo y la exactitud de lo que estamos haciendo. No importa cómo la gente pueda reaccionar, no nos rindamos.

Oremos: Padre, enséñanos a amar a la gente con tu amor. A ser específicos con nuestras oraciones. Direccionanos a las personas correctas y danos fe para no decaer. Amén.