Por tanta necesidad.

Hay cosas que necesitamos que son imprescindibles, como el agua o el aire. No podemos vivir sin ellas. Hay otras cosas que necesitamos, según donde vivamos. Un abrigo es necesario en clima frío, pero en clima caliente no es necesario. Dios plantea su concepto de necesario expresamente en la Biblia. Y este es un claro ejemplo. Para Dios predicar el Evangelio es una necesidad. Es indispensable para Dios. No es algo que dependa del lugar donde vivamos, o que sea conveniente o recomendable para estar mejor. Es vital, una cuestión de vida o muerte. Y literalmente lo es.

Lamentablemente, muchos cristianos hemos perdido la pasión por predicar el Evangelio. Lavamos nuestras culpas asistiendo el domingo a una reunión. Pero nunca invitamos a nadie. Nos cuesta contarles a nuestros amigos, compañeros de trabajo o vecinos que seguimos a Dios. Pero como lo amamos, no queremos que lo que para Dios es algo imprescindible, para nosotros sea algo sin importancia. Parándonos en la premisa del amor que Dios tuvo por todos nosotros.

Entendemos que debemos predicar a tiempo y fuera de tiempo.

No queremos que más personas se pierdan la bendición de conocer a Dios y vivir para Él, queremos que, así como nosotros, rindan su vida ante el salvador.

Oremos: Padre, te damos gracias por este tiempo de Impacto de Amor del cual vamos a formar parte. Queremos estar alineados a tu voz en todo tiempo. Te pedimos por cada barrio que vamos a afectar, por cada persona que nos va a escuchar, que sea un tiempo de salvación. Amén.