[Serie El Señor te mantiene a salvo] Dios cuida de tiMuestra

Las fuerzas de la naturaleza están bajo su gobierno

Cuando repentinamente una tormenta se les echó encima, Jesús calmó el viento y las olas, y ofreció tranquilidad a sus discípulos. ¿Qué desastre natural puede venir a quitarnos la paz? ¿Terremotos, tsunamis, tornados, deslizamientos de tierra, inundaciones? ¿Acaso alguna de estas cosas es más grande que Dios? Cuando nos encontramos ante desastres naturales es habitual escuchar gente reclamar a Dios diciendo: «Dios, ¿por qué nos has abandonado?»

Mateo 8 nos cuenta la ocasión en la que Jesús estaba con sus discípulos en una barca, se quedó dormido y vino una tormenta. Entre los discípulos había pescadores expertos que conocían las condiciones del mar. Sabían que las tormentas sucedían de vez en cuando. Además, algunos de ellos ya las habían enfrentado antes. No era algo nuevo para sus vidas ni para su profesión como pescadores. Sin embargo, esa noche parece que la situación los sobrepasó. 

Las olas eran tan altas que el agua empezó a entrar en la barca. Los discípulos sintieron miedo. Vieron el riesgo inminente de naufragar. Vieron a su Maestro durmiendo y lo despertaron al grito de: «¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!» Los discípulos en realidad no veían ninguna salida. Veían solamente el problema y ya habían perdido la esperanza. 

Pero vamos a centrarnos en la respuesta de Jesús. Él preguntó: «¿Por qué tenéis tanto miedo?» Cuando el miedo nos invade no podemos ver las cosas desde la dimensión adecuada; mucho menos el propósito de Dios en esa situación. Solo nos concentramos en el miedo que tenemos, ese sentimiento que llega a gobernarnos en medio de una crisis. Pero para un hijo de Dios debe ser diferente. El miedo no nos debe gobernar. Porque Jesús nos dejó su paz, esa paz que sobrepasa todo entendimiento y que nos permite estar por encima de las circunstancias. Esa paz que vivieron apóstoles y discípulos cuando los perseguían y encarcelaban. Después de esta vivencia aprendieron a estar por encima de las circunstancias. 

Jesús les hizo ver que en ese momento eran hombres que tenían poca fe, porque se dejaron gobernar por la tormenta en lugar de gobernarla a ella. Jesús se levantó y calmó la tormenta, ordenó al viento y al mar que se calmaran. Las circunstancias desaparecieron, ya no había tormenta, ya estaban seguros. Fue algo pasajero que tenían que aprender a gobernar. Jesús enseñó a sus discípulos cómo enfrentar estas situaciones, y quedó registrado, para que nosotros también aprendamos. 

Reflexiona

¿Tienes poca fe? ¿Las circunstancias te dan miedo? ¿Necesitas aprender a gobernar las circunstancias? No pierdas la paz de Dios por circunstancias pasajeras.