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Isaías 49

49
El siervo del Señor, luz de las naciones#49.1-6 Este es el segundo de los «Cantos del Siervo sufriente» (véase Is 42.1-9 n.). En la primera parte del poema (vv. 1-4), el Siervo da testimonio de la misión que ha recibido del Señor y describe su desilusión por su aparente fracaso. En la segunda parte (vv. 5-6), el Señor lo reconforta asegurándole que no ha trabajado ni sufrido en vano. Aquí se hace referencia por primera vez, de manera explícita, al aspecto doloroso de la misión que deberá cumplir el Siervo (cf. v. 4), tema que volverá a encontrarse en el tercer Cántico (cf. Is 50.6) y en la mayor parte del cuarto (cf. Is 52.13—53.12).
1Óiganme, países del mar,#49.1 Países del mar: Véase Is 41.1 nota.
préstenme atención, naciones lejanas:
El Señor me llamó desde antes de que yo naciera;
pronunció mi nombre
cuando aún estaba yo en el seno de mi madre.#49.1 Jer 1.5; cf. Is 44.2,24.
2Convirtió mi lengua en espada afilada,#49.2 Convirtió mi lengua en espada afilada: Alusión a la misión profética del Siervo sufriente, comisionado para anunciar la palabra de Dios, que es más aguda que cualquier espada de dos filos (Heb 4.12; cf. Ap 1.16).
me escondió bajo el amparo de su mano,
me convirtió en una flecha aguda
y me guardó en su aljaba.
3Me dijo: «Israel,#49.3 Algunos comentaristas consideran que la palabra Israel no se encontraba en la redacción original del poema, sino que fue introducida posteriormente para identificar al Siervo con el pueblo de Israel. Los argumentos en favor de esta hipótesis son particularmente dos: en estos cantos se presenta al Siervo con rasgos acentuadamente individuales y no como la personificación de un grupo o de una entidad colectiva; además, en el v. 5 aparece como alguien distinto de Israel, ya que a él se le encomienda la misión de hacer que las tribus de Jacob se conviertan al Señor. Nótese, sin embargo, que el nombre Israel figura en la casi totalidad de los mss. hebreos y en todas las versiones antiguas. tú eres mi siervo,#49.3 Mi siervo: Véase Is 42.1 nota.
en ti me mostraré glorioso.»
4Y yo que había pensado: «He pasado trabajos en vano,
he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada.»
En realidad mi causa está en manos del Señor,
mi recompensa está en poder de mi Dios.
5He recibido honor delante del Señor mi Dios,
pues él ha sido mi fuerza.
El Señor, que me formó desde el seno de mi madre
para que fuera su siervo,
para hacer que Israel, el pueblo de Jacob,
se vuelva y se una a él,
6dice así:
«No basta que seas mi siervo
solo para restablecer las tribus de Jacob
y hacer volver a los sobrevivientes de Israel;
yo haré que seas la luz de las naciones,#49.6 Cf. Is 42.6; 60.1-3; Lc 2.32; Jn 8.12; Hch 26.23.
para que lleves mi salvación
hasta las partes más lejanas de la tierra.»#49.6 Cf. Hch 13.47.
7El Señor, el redentor,
el Dios Santo de Israel,
dice al pueblo que ha sido totalmente despreciado,
al que los otros pueblos aborrecen,
al que ha sido esclavo de los tiranos:
«Cuando los reyes y los príncipes te vean,
se levantarán y se inclinarán delante de ti#49.7 Cf. Is 52.15.
porque yo, el Señor, el Dios Santo de Israel,
te elegí y cumplo mis promesas.»
Anuncio de la reconstrucción de Jerusalén
8El Señor dice:
«Vino el momento de mostrar mi bondad, y te respondí;
llegó el día de la salvación, y te ayudé.#49.8 Cf. 2 Co 6.2.
Yo te protegí
para establecer por ti mi alianza con el pueblo,#49.8 Establecer por ti mi alianza con el pueblo: Véase Is 42.6 nota.
para reconstruir el país,
para hacer que tomen posesión de las tierras arrasadas,
9para decir a los presos: “Queden libres”,
y a los que están en la oscuridad: “Déjense ver.”#49.9 Cf. Is 42.7; 61.1.
Junto a todos los caminos encontrarán pastos,
y en cualquier monte desierto
tendrán alimento para su ganado.
10«No tendrán hambre ni sed,
ni los molestará el sol ni el calor,
porque yo los amo y los guío,
y los llevaré a manantiales de agua.#49.10 Cf. Ap 7.16-17.
11Abriré un camino a través de las montañas
y haré que se allanen los senderos.»
12¡Miren! Vienen de muy lejos:
unos del norte, otros de occidente,
otros de la región de Asuán.#49.12 Asuán: traducción probable. Heb. el país de Sinim. Cf. Ez 29.10; 30.6.
13¡Cielo, grita de alegría!
¡Tierra, llénate de gozo!
¡Montañas, lancen gritos de felicidad!
Porque el Señor ha consolado a su pueblo,#49.13 El Señor ha consolado a su pueblo: Véase Is 40.1 n.
ha tenido compasión de él en su aflicción.#49.13 Esta explosión de alegría es la respuesta al anuncio de salvación proclamado en los vv. 8-12. Las expresiones y el estilo son característicos de los himnos o cantos de alabanza (cf. Sal 96.11-12; 97.1; 98.7-8). Véase también la Introducción a los Salmos (3).
14«Sión decía:
“El Señor me abandonó,
mi Dios se olvidó de mí.”#49.14 Cf. Is 40.27. Este lamento contrasta sensiblemente con la alegría expresada en el v. anterior. Como en otros pasajes, el profeta describe la felicidad futura como si ya fuera una realidad, y vuelve luego a la dura experiencia presente para renovar sus anuncios de salvación.
15Pero ¿acaso una madre olvida
o deja de amar a su propio hijo?
Pues aunque ella lo olvide,
yo no te olvidaré.
16Yo te llevo grabada en mis manos,
siempre tengo presentes tus murallas.
17Los que te reconstruyen van más de prisa
que los que te destruyeron;
ya se han ido los que te arrasaron.
18Levanta los ojos y mira alrededor,
mira cómo se reúnen todos
y vuelven hacia ti.
«Yo, el Señor, juro por mi vida
que todos ellos serán como joyas que te pondrás,
como los adornos de una novia.
19Tu país estaba en ruinas,
destruido, arrasado;
pero ahora tu territorio
será pequeño para tus habitantes.
Los que te destruyeron están lejos.
20Los hijos que dabas por perdidos
te dirán al oído:
“Este país es demasiado pequeño para nosotros;
haznos lugar para vivir.”
21Y tú dirás en tu interior:
“¿Quién me ha dado estos hijos?
Yo no tenía hijos, ni podía tenerlos;
estaba desterrada y apartada,
¿quién los crió?
Me habían dejado sola,
¿de dónde vinieron?”»#49.20-21 Cf. Jer 31.15-17.
22El Señor dice:
«Voy a dar órdenes a las naciones;
voy a dar una señal a los pueblos
para que traigan en brazos a tus hijos,
y a tus hijas las traigan sobre los hombros.#49.22 Cf. Is 60.4; Bar 5.6.
23Los reyes serán tus padres adoptivos,
y las princesas tus niñeras.
Se inclinarán hasta el suelo delante de ti,
y lamerán el polvo de tus pies.
Y reconocerás que yo soy el Señor,
y que los que en mí confían no quedan defraudados.»
24¿Se le puede arrebatar a un hombre fuerte
lo que ha ganado en la batalla?
¿O puede un preso escapar de un tirano?#49.24 Estas preguntas expresan la desesperanza de los exiliados: ellos pensaban que Babilonia era demasiado poderosa para permitir que le arrebataran el botín de guerra, es decir, a los israelitas que habían sido llevados al cautiverio. El Señor responde que él es más fuerte que todos los tiranos y que tiene poder suficiente para quitarles lo que habían conquistado. Un tirano: traducción probable. Heb. un justo.
25El Señor afirma que sí:
«Al hombre fuerte le arrebatarán lo conquistado,
y al tirano le quitarán lo ganado.
Yo me enfrentaré con los que te buscan pleito;
yo mismo salvaré a tus hijos.#49.24-25 Cf. Is 61.1; Jer 30.8-10; 31.11.
26Obligaré a tus opresores a comer su propia carne
y a emborracharse con su sangre, como si fuera vino.
Así toda la humanidad sabrá
que yo, el Señor, soy tu salvador;
que yo, el Poderoso de Jacob,#49.26 El Poderoso de Jacob: Véase Sal 132.5 n. soy tu redentor.»#49.26 Cf. Is 51.17-23.

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