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2 Reyes 18

18
VI. EL REINO DE JUDÁ HASTA EL EXILIO A BABILONIA
(18.1—25.26)
Reinado de Ezequías en Judá
(2~Cr 29.1-2)
1En el tercer año del reinado de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, Ezequías, hijo de Ahaz, rey de Judá, comenzó a reinar. 2Tenía entonces veinticinco años de edad, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abí, y era hija de Zacarías. 3Los hechos de Ezequías fueron rectos a los ojos del Señor, como todos los de su antepasado David. 4Él fue quien quitó los santuarios paganos, hizo pedazos las piedras sagradas, rompió las representaciones de Aserá#18.4 Santuarios paganos: Lit. lugares altos (véase 1 R 3.2 n.). Aserá: Véase Jue 3.7 nota; cf. 2 R 16.10. y destrozó la serpiente de bronce que Moisés había hecho#18.4 Los israelitas identificaban esta serpiente de bronce con la que había hecho Moisés en el desierto y le rendían culto (Nm 21.6-9; Sab 16.5-7). El nombre Nehustán alude al bronce con que estaba fabricada (heb. nehóset) y a su forma de serpiente (heb. nahás). y a la que hasta entonces los israelitas quemaban incienso y llamaban Nehustán.
5Ezequías puso su confianza en el Señor, el Dios de Israel. Entre todos los reyes de Judá que hubo antes o después de él, no hubo ninguno como él.#18.5 En 2 R 22.2 y 23.25 se elogia al rey Josías en términos semejantes a éstos. 6Permaneció fiel al Señor y nunca se apartó de él, sino que cumplió los mandamientos que el Señor había ordenado a Moisés. 7Por eso el Señor le favorecía y le hacía tener éxito en todo lo que emprendía.
Ezequías se rebeló contra el rey de Asiria y se negó a someterse a él.#18.7 Después de la muerte de Sargón II, rey de Asiria, en el 705 a.C., su hijo y sucesor Senaquerib debió sofocar varias rebeliones en el interior de su propio reino. Favorecido por esta circunstancia, Ezequías se liberó momentáneamente de Asiria y trató de llevar a cabo una política independiente, como lo atestigua su campaña contra los filisteos (cf. v. 8). 8Además derrotó a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las torres de vigilancia hasta las ciudades fortificadas.#18.8 Desde... ciudades fortificadas: Véase 2 R 17.9 n.
Caída de Samaria
9En el cuarto año del reinado de Ezequías, que era el séptimo del reinado de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, rodeó la ciudad de Samaria y la atacó, 10y al cabo de tres años la tomó. Era el año seis del reinado de Ezequías y el nueve del reinado de Oseas en Israel, cuando Samaria fue tomada. 11El rey de Asiria desterró a los israelitas a Asiria y los estableció en Halah, en la región del Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.#18.9-11 Cf. 2 R 17.3-6. 12Esto sucedió porque no obedecieron al Señor su Dios, sino que violaron su alianza y no hicieron caso de todo lo que Moisés, siervo del Señor, les había mandado, ni lo pusieron en práctica.#18.12 Esta breve reflexión resume lo expresado mucho más ampliamente en 2 R 17.7-23.
Senaquerib invade Judá#18.13 El relato de 2 R 18.13—20.19 se encuentra también, con algunas variantes, en Is 36—39. El texto de 2 Cr 32.1-21 ofrece una versión más breve.
(2~Cr 32.1-19; Is 36.1-22)
13En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria,#18.13 Los documentos asirios contienen numerosos detalles sobre la campaña de Senaquerib contra Palestina, en el año 701 a.C. En esos documentos, el rey de Asiria se jacta de haber arrebatado a Ezequías de Judá cuarenta y seis ciudades. atacó a todas las ciudades fortificadas de Judá y las tomó.#18.13 Atacó... y las tomó: Como consecuencia de estas conquistas, Jerusalén quedó totalmente aislada. A esa situación se refiere el profeta Isaías cuando dice que Sión se ha quedado sola cual choza en medio de un viñedo (Is 1.8). Véase también Is 1.4-9 n. 14Entonces Ezequías, rey de Judá, envió un mensaje al rey de Asiria, que estaba en Laquis,#18.14 Laquis: Véase 2 R 14.19 nota. Un gran relieve hallado en las ruinas del palacio de Senaquerib, en Nínive, representa en detalle el asedio y la toma de Laquis, como asimismo la deportación de los sobrevivientes. en el que decía: «He cometido un error.#18.14 He cometido un error: alusión a su intento de rebeldía (v. 7) y quizá también a su esfuerzo por obtener el apoyo de Egipto (v. 21). Retírate de mi país y te pagaré el tributo que me impongas.»
Por lo tanto, el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de nueve mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa kilos de oro. 15Así que Ezequías le entregó toda la plata que encontró en el templo del Señor y en los tesoros del palacio real. 16En aquella misma ocasión, Ezequías quitó del templo del Señor las puertas y sus marcos, que él mismo había cubierto de oro, y se las dio al rey de Asiria.
17Después el rey de Asiria envió al rey Ezequías un alto oficial, un funcionario de su confianza y otro alto oficial, al frente de un poderoso ejército, y estos fueron de Laquis a Jerusalén, para atacarla. Cuando llegaron a Jerusalén, acamparon junto al canal del estanque de arriba, por el camino que va al campo del Lavador de Paños.#18.17 Junto al canal... Lavador de Paños: En este mismo sitio se habían encontrado antes el profeta Isaías y el rey Ahaz (Is 7.3). 18Luego llamaron al rey, y Eliaquim, hijo de Hilquías, que era el mayordomo de palacio, y Sebná,#18.18 Eliaquim... Sebná: Véase Is 22.20 nota. el cronista, y Joah, hijo de Asaf, el secretario del rey, salieron a encontrarse con ellos. 19Allí el oficial asirio les dijo:
—Comuniquen a Ezequías este mensaje del gran rey,#18.19 Gran rey era el título oficial del rey de Asiria (cf. Os 5.13; 10.6). el rey de Asiria: “¿De qué te sientes tan seguro? 20¿Piensas acaso que las palabras bonitas valen lo mismo que la táctica y la fuerza para hacer la guerra? ¿En quién confías para rebelarte contra mí? 21Veo que confías en el apoyo de Egipto. Pues bien, Egipto es una caña astillada, que si uno se apoya en ella, se le clava y le atraviesa la mano. Eso es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22Y si me dicen ustedes: Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios, ¿acaso no suprimió Ezequías los lugares de culto y los altares de ese Dios, y ordenó que la gente de Judá y Jerusalén le diera culto solamente en el altar de Jerusalén? 23Haz un trato con mi amo, el rey de Asiria: yo te doy dos mil caballos, si consigues jinetes para ellos. 24Tú no eres capaz de hacer huir ni al más insignificante de los oficiales asirios, ¿y esperas conseguir jinetes y caballos en Egipto? 25Además, ¿crees que yo he venido a atacar y destruir este país sin contar con el Señor? ¡Él fue quien me ordenó atacarlo y destruirlo!”
26Eliaquim, Sebná y Joah respondieron al oficial asirio:
—Por favor, háblenos usted en arameo,#18.26 En aquella época, el arameo era la lengua internacional, usada sobre todo en el comercio y en la diplomacia. La población de Jerusalén no la entendía, pero sí los funcionarios del reino. Más tarde, el arameo pasaría a ser la lengua corriente de los judíos de Palestina. pues nosotros lo entendemos. No nos hable usted en hebreo, pues toda la gente que hay en la muralla está escuchando.
27Pero el oficial asirio dijo:
—No fue a tu amo, ni a ustedes, a quienes el rey de Asiria me mandó que dijera esto; fue precisamente a la gente que está sobre la muralla, pues ellos, lo mismo que ustedes, tendrán que comerse su propio excremento y beberse sus propios orines.#18.27 Los asedios prolongados traían como consecuencia la falta total de agua y de alimentos.
28Entonces el oficial, de pie, gritó bien fuerte en hebreo:
—Oigan lo que les dice el gran rey, el rey de Asiria: 29“No se dejen engañar por Ezequías; él no puede salvarlos de mi mano.” 30Si Ezequías quiere convencerlos de que confíen en el Señor, y les dice: “El Señor ciertamente nos salvará; él no permitirá que esta ciudad caiga en poder del rey de Asiria”, 31no le hagan caso. El rey de Asiria me manda a decirles que hagan las paces con él, y que se rindan, y así cada uno podrá comer del producto de su viñedo y de su higuera y beber el agua de su propia cisterna. 32Después los llevará a un país parecido al de ustedes, un país de trigales y viñedos, para hacer pan y vino, un país de aceite de oliva y miel. Entonces podrán vivir bien y no morirán. Pero no le hagan caso a Ezequías, porque los engaña al decir que el Señor los va a librar. 33¿Acaso alguno de los dioses de los otros pueblos pudo salvar a su país del poder del rey de Asiria? 34¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arpad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, Hená e Ivá? ¿Acaso pudieron salvar del poder de Asiria a Samaria? 35¿Cuál de todos los dioses de esos países pudo salvar a su nación del poder del rey de Asiria? ¿Por qué piensan que el Señor puede salvar a Jerusalén?#18.35 El oficial razona como si el Señor fuera simplemente el dios nacional de los hebreos (cf. 2 R 17.26), tan incapaz de salvar a su pueblo como los dioses de las otras naciones invadidas por el ejército asirio (cf. 2 R 19.12-13). El resto del relato va a mostrar que el Señor es más poderoso que todos los demás dioses, incluidos los de Asiria (2 R 19.35-36).
36La gente se quedó callada y no le respondió ni una palabra, porque el rey había ordenado que no respondieran nada. 37Entonces Eliaquim, mayordomo de palacio, Sebná, el cronista, y Joah, secretario del rey, afligidos se rasgaron la ropa y se fueron a ver a Ezequías para contarle lo que había dicho el alto oficial asirio.

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