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2 CRÓNICAS 30

30
Celebración de la Pascua
1Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá y escribió cartas a Efraín y Manasés, invitando a acudir al Templo de Jerusalén para celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel.#Ex 12,1-14. 2El rey, las autoridades y toda la asamblea de Jerusalén habían acordado celebrar la Pascua el segundo mes, 3al no haber podido celebrarla a su tiempo, porque no había suficientes sacerdotes purificados y el pueblo aún no había podido reunirse en Jerusalén; #Nm 9,10-11. 4al rey y a toda la comunidad les pareció acertado el acuerdo. 5Así que decidieron hacer correr la voz por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, para que acudiesen a Jerusalén a celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel, pues muchos no lo hacían como estaba prescrito. 6Los correos, con las cartas del rey y de las autoridades, fueron recorriendo todo Israel y Judá, pregonando el decreto real:
—Israelitas, conviértanse al Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel, y el Señor se reconciliará con el resto de los que han escapado del poder de los reyes de Asiria.#Ex 3,6. 7No imiten a sus padres y hermanos que, por ser infieles al Señor, Dios de sus antepasados, fueron condenados al horror, como ustedes mismos han podido comprobar. 8No sean tan tercos como sus padres; reconcíliense con el Señor, acudan a su santuario consagrado para siempre y sirvan al Señor, su Dios, para que su ardiente cólera se aparte de ustedes. 9Si se convierten al Señor, sus hermanos e hijos hallarán compasión en quienes los han deportado y podrán regresar a este país, pues el Señor es misericordioso y compasivo y no les dará la espalda, si se convierten a él.#Ex 32,9; 1 Re 8,50.
10Los correos recorrieron los territorios de Efraín y Manasés de ciudad en ciudad, hasta llegar a Zabulón; pero la gente se reía y se burlaba de ellos. 11Solo algunas personas de Aser, Manasés y Zabulón se arrepintieron y acudieron a Jerusalén. 12En cambio, en Judá Dios los movió a cumplir de forma unánime el decreto del rey y de las autoridades, a instancias del Señor.
13Mucha gente se reunió en Jerusalén para celebrar la fiesta de los Panes sin levadura en el segundo mes, formando una asamblea muy numerosa. 14Comenzaron por destruir todos los altares y lugares para quemar incienso que había en Jerusalén, y los arrojaron al torrente Cedrón. 15El día catorce del mes segundo sacrificaron el cordero pascual. Los sacerdotes y levitas, arrepentidos, se purificaron y llevaron holocaustos al Templo del Señor. 16Luego ocuparon sus puestos, según lo prescrito en la ley de Moisés, el hombre de Dios: los sacerdotes derramaban la sangre que recibían de los levitas. 17Como muchos de la asamblea no se habían purificado, los levitas se encargaron de sacrificar los corderos pascuales en lugar de todos los que no estaban suficientemente limpios a fin de consagrarlos al Señor. 18La mayoría de la gente, entre ellos muchos de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón no se habían purificado y comieron la Pascua sin cumplir lo prescrito. Pero Ezequías intercedió por ellos, diciendo:
—El Señor, que es bueno, perdone 19a todos los que buscan sinceramente a Dios, el Señor, el Dios de sus antepasados, aunque no tengan la pureza que requieren las cosas sagradas.
20El Señor escuchó a Ezequías y curó al pueblo. 21Los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Panes sin levadura durante siete días con gran entusiasmo, mientras los sacerdotes y levitas alababan diariamente al Señor con sonoros instrumentos. 22Ezequías felicitó a todos los levitas por la buena disposición que habían mostrado para con el Señor, pues habían cumplido los siete días de fiesta ofreciendo sacrificios de comunión y dando gracias al Señor, Dios de sus antepasados. 23Luego toda la asamblea decidió prolongar la fiesta otros siete días, que celebraron con alegría, 24porque Ezequías, el rey de Judá, había proporcionado a la comunidad mil toros y siete mil ovejas, y las autoridades, otros mil toros y diez mil ovejas; y además muchos sacerdotes se habían purificado. 25Todos estaban felices: la comunidad de Judá, los sacerdotes y levitas, la comunidad de Israel, los forasteros procedentes del territorio de Israel y los habitantes de Judá. 26Una alegría tan grande no se había vivido en Jerusalén desde los tiempos de Salomón, hijo de David y rey de Israel.#ver 1 Re 8,62-65. 27Finalmente, los sacerdotes y levitas se pusieron a bendecir a la gente, Dios escuchó su voz y su plegaria llegó a su santa morada celestial.

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