1 REYES 1
1
I. Reinado de Salomón (1–11)
Salomón, sucesor de David (1–2)
Vejez de David y complot de Adonías
1El rey David era ya un anciano entrado en años y, aunque lo cubrían con mantas, no entraba en calor. 2Entonces sus servidores le dijeron:
—Hay que buscar a nuestro señor, el rey, una muchacha virgen que lo atienda, lo cuide y duerma a su lado para que nuestro señor el rey entre en calor.
3Buscaron una muchacha hermosa por todo el territorio de Israel, encontraron a Abisag, la sunamita, y se la llevaron al rey. 4La muchacha, que era muy hermosa, cuidaba al rey y lo servía; pero el rey no tuvo relaciones con ella.
5Adonías, hijo de Jaguit, presumiendo de que él sería el rey, se procuró un carro, caballos y una escolta de cincuenta hombres. #2 Sm 3,4 (ver también 15,1). 6Su padre David nunca le había regañado ni le pedía cuentas de lo que hacía, pues había nacido después de Absalón y era también muy atractivo. 7Adonías se había confabulado con Joab, el hijo de Seruyá, y con el sacerdote Abiatar, que secundaban sus propósitos. 8En cambio, el sacerdote Sadoc, Benaías, el hijo de Joyadá, el profeta Natán, Simeí, Reí y los valientes de David no estaban a favor de Adonías.
9Un día Adonías fue a sacrificar corderos, toros y terneros cebados a la piedra de Zojélet, cerca de la fuente de Roguel. Invitó al sacrificio a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá que estaban al servicio del rey; 10pero no invitó al profeta Natán, ni a Benaías, ni a los paladines, ni a su hermano Salomón.
11Entonces Natán dijo a Betsabé, la madre de Salomón:
—¿No has oído que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey sin que lo sepa David, nuestro señor?#2 Sm 12,24. 12Ahora voy a darte un consejo, para que puedas salvar tu vida y la de tu hijo Salomón. 13Preséntate ante el rey David y dile: «Majestad, tú juraste a una servidora que mi hijo Salomón te sucedería como rey y se sentaría en tu trono. ¿Por qué, entonces, se ha proclamado rey Adonías?». 14Y mientras estés tú allí hablando con el rey, yo entraré detrás y confirmaré tus palabras.
15Inmediatamente Betsabé se presentó en la alcoba real. El rey estaba muy viejo, atendido por Abisag, la sunamita. 16Betsabé se inclinó ante el rey y le hizo una reverencia. El rey le preguntó:
—¿Qué quieres?
17Ella le respondió:
—Señor, tú le juraste a tu servidora por el Señor, tu Dios, que mi hijo Salomón te sucedería como rey y se sentaría en tu trono; 18y ahora resulta que Adonías ha sido proclamado rey sin que mi señor, el rey, lo sepa. 19Ha sacrificado toros, terneros cebados y corderos en cantidad y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y al jefe del ejército Joab, pero no ha invitado a tu siervo Salomón. 20Ahora, majestad, todo Israel está pendiente de ti y de que les anuncies quién va a suceder en el trono al rey, mi señor. 21Pues, cuando el rey, mi señor, vaya a reunirse con sus padres, yo y mi hijo Salomón quedaremos como culpables.
22Todavía estaba ella hablando con el rey, cuando llegó Natán 23y lo anunciaron al rey:
—Está aquí el profeta Natán.
Natán se presentó ante el rey, le hizo una reverencia inclinando su rostro 24y le dijo:
—Majestad, ¿has decretado tú que Adonías te suceda como rey y se siente en tu trono? 25Porque hoy ha ido a sacrificar toros, terneros cebados y corderos en cantidad, ha invitado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército y al sacerdote Abiatar; ahora están comiendo y bebiendo con él mientras lo aclaman: «¡Viva el rey Adonías!». 26Pero no me ha invitado a mí, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaías, el hijo de Joyadá, ni a tu siervo Salomón. 27¿Acaso mi señor, el rey, ha tomado tal decisión sin haber comunicado a sus servidores quién le sucedería en el trono?
28El rey David ordenó:
—Llamen a Betsabé.
Betsabé se presentó al rey y se quedó de pie ante él. 29Entonces David hizo este juramento:
—¡Vive Dios que me ha salvado de todos los peligros! 30Hoy mismo voy a cumplir lo que te juré ante el Señor, Dios de Israel, cuando te prometí que tu hijo Salomón me sucedería como rey y se sentaría en el trono en mi lugar.
31Betsabé se inclinó rostro en tierra, hizo una reverencia al rey y dijo:
—¡Viva siempre mi señor, el rey David!
32Luego David ordenó:
—Llámenme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías, el hijo de Joyadá.
Ellos se presentaron ante el rey 33y él les dijo:
—Tomen con ustedes a los servidores reales, suban a Salomón en mi propia mula y llévenlo a Guijón. 34Una vez allí, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo consagrarán como rey de Israel. Entonces tocarán la trompeta y gritarán: «¡Viva el rey Salomón!».#1 Sm 10,1; 2 Sm 2,4; 5,3; 1 Cr 29,22. 35Luego subirán tras él, y cuando llegue aquí se sentará en mi trono y empezará a reinar en mi lugar, pues lo he designado jefe de Israel y de Judá. 36Benaías, el hijo de Joyadá, respondió al rey:
—¡Amén! Que así lo decrete el Señor, Dios de mi señor, el rey. 37Que el Señor esté con Salomón como lo ha estado con mi señor, el rey, y que haga su reino más poderoso que el reino de mi señor, el rey David.
38Entonces el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías, el hijo de Joyadá, los quereteos y los peleteos fueron a montar a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Guijón. 39El sacerdote Sadoc tomó el cuerno de aceite del santuario y consagró a Salomón. Después hicieron sonar la trompeta y toda la gente se puso a gritar:
—¡Viva el rey Salomón!
40Luego todos subieron tras él al son de trompetas y con tanto alboroto que la tierra parecía temblar con sus gritos.
41Adonías y todos sus invitados lo oyeron cuando acababan de comer. Joab escuchó el sonido de la trompeta y dijo:
—¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?
42Mientras hablaba llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar, y Adonías le dijo:
—Entra, que tú eres persona influyente y traerás buenas noticias. #ver 2 Sm 18,27.
43Pero Jonatán le respondió:
—¡Todo lo contrario! Nuestro señor, el rey David, ha proclamado rey a Salomón. 44El rey ha mandado al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaías, el hijo de Joyadá, a los quereteos y a los peleteos y lo han montado en la mula del rey. 45Luego el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han consagrado en Guijón y han subido desde allí muy alegres. La ciudad anda alborotada: esa es la razón del griterío que han oído. 46Además, Salomón ha tomado posesión del reino 47y los servidores reales han ido a felicitar al rey David, diciendo: «¡Que tu Dios haga a Salomón más famoso que a ti, y que haga su reino más poderoso que el tuyo!». Incluso el rey ha hecho una reverencia en su lecho 48y ha dicho: «¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha permitido hoy que alguien se siente en mi trono y que yo lo pueda ver!».
49Todos los invitados de Adonías se echaron a temblar, se levantaron y se dispersaron. 50Adonías, temiendo a Salomón, se levantó y fue a refugiarse al amparo del altar. 51Alguien informó a Salomón:
—Adonías, por miedo al rey Salomón, se ha refugiado al amparo del altar, pidiendo al rey que le jure hoy mismo que no va a matar a su siervo. #ver Ex 21,14; 2 Re 2,28.
52Salomón respondió:
—Si actúa como un hombre de bien, no se le tocará ni un pelo; pero, si se le descubre en falta, morirá.
53Entonces el rey Salomón mandó que lo sacaran del altar. Luego él llegó a rendirle homenaje. Pero Salomón le dijo:
—¡Vete a tu casa!
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La Palabra (BLPH) versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
1 Reyes 1
1
David en su vejez
1El rey David era ya muy anciano y, por más frazadas que le ponían, no podía entrar en calor. 2Así que sus consejeros le dijeron: «Busquemos una joven virgen que lo atienda y lo cuide, mi señor; dormirá en sus brazos y le quitará el frío».
3Entonces buscaron una muchacha hermosa por toda la tierra de Israel y encontraron a Abisag, de Sunem, y se la llevaron al rey. 4La joven era muy hermosa; cuidaba al rey y lo atendía, pero el rey no tuvo relaciones sexuales con ella.
Adonías reclama el trono
5Por ese tiempo, Adonías, hijo de David, cuya madre era Haguit, comenzó a jactarse diciendo: «Voy a proclamarme rey». Así que consiguió carros de guerra con sus conductores y reclutó cincuenta hombres para que corrieran delante de él. 6Ahora bien, su padre, el rey David, jamás lo había disciplinado, ni siquiera le preguntaba: «¿Por qué haces esto o aquello?». Adonías había nacido después de Absalón y era muy apuesto.
7Adonías se apoyó en Joab, hijo de Sarvia, y en el sacerdote Abiatar, y ellos aceptaron ayudarlo a llegar a ser rey. 8Sin embargo, el sacerdote Sadoc y Benaía, hijo de Joiada, junto con el profeta Natán, Simei, Rei y la guardia personal de David se negaron a ayudar a Adonías.
9Adonías se dirigió a la peña de Zohélet,#1:9 O a la peña de la Serpiente; la versión griega apoya el uso de Zohélet como nombre propio. cerca del manantial de En-rogel, y allí sacrificó ovejas, ganado y terneros engordados. Invitó a todos sus hermanos —los demás hijos del rey David— y a todos los funcionarios reales de Judá; 10pero no invitó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a la guardia personal del rey, ni a su hermano Salomón.
11Entonces Natán fue a ver a Betsabé, la madre de Salomón, y le preguntó: «¿No te has enterado de que el hijo de Haguit, Adonías, se proclamó rey, y nuestro señor David ni siquiera lo sabe? 12Si deseas salvar tu vida y la de tu hijo Salomón, sigue mi consejo. 13Ve ya mismo a ver al rey David y dile: “Mi señor el rey, ¿acaso no me hiciste un juramento cuando me dijiste: ‘Definitivamente tu hijo Salomón será el próximo rey y se sentará en mi trono’? Entonces, ¿por qué Adonías se ha proclamado rey?”. 14Y mientras tú aún estés hablando con el rey, yo llegaré y confirmaré todo lo que le has dicho».
15Entonces Betsabé entró en la habitación del rey. (David era ya muy viejo y Abisag lo cuidaba). 16Betsabé se inclinó ante él.
—¿En qué te puedo ayudar? —le preguntó el rey.
17Ella le contestó:
—Mi señor, usted hizo un juramento delante del Señor su Dios cuando me dijo: “Te aseguro que tu hijo Salomón será el próximo rey y se sentará en mi trono”. 18Sin embargo, Adonías se proclamó rey, y mi señor el rey ni siquiera se ha enterado. 19Ha sacrificado gran cantidad de ganado, terneros engordados y ovejas, y ha invitado a todos los hijos del rey a la celebración. También invitó al sacerdote Abiatar y a Joab, comandante del ejército, pero no invitó a su siervo Salomón. 20Y ahora, mi señor el rey, todo Israel está esperando que usted anuncie quién será el próximo rey. 21Si no toma alguna medida, mi hijo Salomón y yo seremos tratados como criminales en cuanto mi señor el rey haya muerto.
22Mientras ella aún hablaba con el rey, llegó el profeta Natán. 23Los funcionarios del rey le informaron: «El profeta Natán está aquí y quiere verlo».
Entonces Natán entró y se inclinó ante el rey con el rostro en tierra 24y le preguntó al rey: «Mi señor el rey, ¿ya has decidido que sea Adonías el próximo rey que se siente en tu trono? 25Hoy él sacrificó gran cantidad de ganado, terneros engordados y ovejas, e invitó a todos los hijos del rey a la celebración. También invitó a los comandantes del ejército y al sacerdote Abiatar. Ahora están festejando y bebiendo con él, y gritan: “¡Que viva el rey Adonías!”; 26pero a mí no me invitó, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía, ni a tu siervo Salomón. 27¿Acaso mi señor el rey ha hecho esto sin informar a ninguno de sus funcionarios acerca de quién sería el próximo rey?».
David proclama rey a Salomón
28Entonces el rey David respondió: «¡Llamen a Betsabé!». Así que Betsabé volvió a entrar y se quedó de pie delante del rey, 29y el rey repitió su juramento:
—Tan cierto como que el Señor vive y me ha rescatado de todo peligro, 30tu hijo Salomón será el próximo rey y se sentará en mi trono este mismo día, tal como te lo juré delante del Señor, Dios de Israel.
31Entonces Betsabé se inclinó ante el rey con el rostro en tierra y exclamó:
—¡Que viva por siempre mi señor, el rey David!
32Entonces el rey David ordenó: «Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaía, hijo de Joiada». Cuando ellos llegaron a la presencia del rey, 33él les dijo:
—Lleven a Salomón y a mis funcionarios hasta el manantial de Gihón. Salomón irá montado en mi mula. 34Una vez allí, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán rey de Israel. Hagan sonar el cuerno de carnero y griten: “¡Que viva el rey Salomón!”. 35Luego escóltenlo de regreso, y él se sentará en mi trono. Él me sucederá en el trono, porque yo lo he nombrado para que sea gobernante de Israel y de Judá.
36—¡Amén! —respondió Benaía, hijo de Joiada—. Que el Señor, Dios de mi señor el rey, ordene que así sea. 37Que el Señor esté con Salomón así como ha estado contigo, mi señor el rey, ¡y que engrandezca el reino de Salomón aún más que el suyo!
38Entonces el sacerdote Sadoc y el profeta Natán junto con Benaía, hijo de Joiada, y la guardia personal del rey#1:38 En hebreo los cereteos y los peleteos; también en 1:44. llevaron a Salomón hasta el manantial de Gihón; y Salomón iba montado en la mula que pertenecía al rey David. 39Allí el sacerdote Sadoc tomó de la carpa sagrada el frasco de aceite de oliva, y ungió a Salomón con el aceite. Luego hicieron sonar el cuerno de carnero, y toda la gente gritó: «¡Que viva el rey Salomón!». 40Toda la multitud siguió a Salomón hasta Jerusalén, tocando flautas y gritando de alegría. La celebración estaba tan alegre y estruendosa que el sonido hacía temblar la tierra.
41Adonías y sus invitados escucharon la celebración y los gritos casi al terminar el banquete. Cuando Joab oyó el sonido del cuerno de carnero, preguntó: «¿Qué está pasando? ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?».
42No había terminado de hablar, cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar.
—Entra —le dijo Adonías—, porque eres un hombre bueno. Seguramente traes buenas noticias.
43—¡Para nada! —respondió Jonatán—. ¡Nuestro señor, el rey David, acaba de proclamar rey a Salomón! 44El rey lo envió al manantial de Gihón con el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, y Benaía, hijo de Joiada, e iban protegidos por la guardia personal del rey. Montaron a Salomón en la mula del rey 45y Sadoc y Natán lo ungieron rey en el manantial de Gihón. Acaban de regresar, y toda la ciudad está celebrando y festejando. Por eso hay tanto ruido. 46Es más, ahora mismo Salomón está sentado en el trono real como rey, 47y todos los funcionarios reales han ido a felicitar al rey David y a decirle: “¡Que su Dios aumente la fama de Salomón aún más que la suya, y que engrandezca el reinado de Salomón aún más que el suyo!”. Entonces el rey inclinó la cabeza en adoración mientras estaba en su cama 48y dijo: “Alabado sea el Señor, Dios de Israel, quien el día de hoy ha escogido a un sucesor que se siente en mi trono mientras yo aún vivo para presenciarlo”.
49Entonces todos los invitados de Adonías, presos del pánico, saltaron de la mesa del banquete y se dispersaron velozmente. 50Adonías tuvo miedo de Salomón, por lo que corrió a la carpa sagrada y se agarró de los cuernos del altar. 51Pronto llegó a Salomón la noticia de que Adonías, por temor, se había agarrado de los cuernos del altar y rogaba: «¡Que el rey Salomón jure hoy que no me matará!».
52Salomón respondió: «Si él demuestra ser leal, no se le tocará un pelo de la cabeza; pero si causa problemas, morirá». 53Entonces el rey Salomón mandó llamar a Adonías, y lo bajaron del altar. Adonías llegó y se inclinó respetuosamente ante el rey Salomón, quien lo despidió diciéndole: «Vete a tu casa».
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