CANTARES. DE SALOMON. 6
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CAPIT. VI.
1Mi Amado decẽdió à ſu huerto à las eras de la especia, para apacentar en los huertos, y para coger los lyrios. 2Yo ſoy de mi Amando, y mi Amado es mio, el qual apacienta entre los lyrios. 3Hermosa eres tu, ô Compañera mia, como Thyrsa: de dessear, como Ieruſalem: espantosa, como vanderas de exercitos. 4Aparta tus ojos dedelante demi, porqueue ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras, que ſe muestran en Galaad. 5Tus dientes, como manada de ouejas, que suben del lauadero: que todas paren mellizos, y amouedera no ay entreellas. 6Como pedaços de granada ſon tus sienes entre tus copetes. 7Sesenta ſon las reynas, y ochenta las cõcubinas: y las moças, ſin cuento: 8Mas Vna es la Paloma mia, la Entera mia: vnica es à ſu madre, escogida à la que la engendró: vieronla las donzellas, y llamaron la bienauenturada: las reynas, y las cõcubinas la àlabaron. 9Quien es eſta que ſe muestra como el alua, hermosa como la luna, yllustre como el sol, espantosa como vanderas de exercitos? 10Ala huerta delos nogales decendi, para ver los frutales del valle para ver, ſi florecian las vides, ſi florecian los granados. 11Nose. mi alma me há tornado como los carros de Ami-nadab. 12Tornate, tornate, ô Sulamitha: tornate, tornate, y mirar te hemos. Que vereys enla Sulamitha? Como vna cõpaña de reales.
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CANTARES. DE SALOMON. 6: BDO1573
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Biblia del Oso 1973 Public Domain.
Edición Digital © Sociedades Biblicas Unidas, 2000.
Cantares 6
6
El coro
1¿A dónde se ha ido tu amado,
oh bella entre las bellas?
¿Hacia dónde se ha encaminado?
¡Iremos contigo a buscarlo!
La amada
2Mi amado ha bajado a su jardín,
a los lechos de bálsamo,
para retozar en los jardines
y recoger azucenas.
3Yo soy de mi amado y mi amado es mío;
él apacienta su rebaño entre azucenas.
Quinto Canto
El amado
4Tú, amada mía, eres bella como Tirsá,
hermosa como Jerusalén
imponente como ejército con sus banderas.
5Aparta de mí la mirada,
que tus ojos me tienen fascinado.
Tus cabellos son como los rebaños de cabras
que descienden de Galaad.
6Tus dientes son como rebaños de ovejas
que ascienden después de haber sido bañadas.
Cada una de ellas tiene gemelas,
ninguna de ellas está sola.
7Tus mejillas, tras el velo,
parecen dos mitades de granadas.
8Pueden ser sesenta las reinas,
ochenta las concubinas#6:8 Véase nota en Gn 22:24.
e innumerables las vírgenes,
9pero una sola es preciosa, paloma mía,
la hija consentida de su madre,
la favorita de quien le dio la vida.
Las doncellas la ven y la bendicen;
las reinas y las concubinas la alaban.
El coro
10¿Quién es esta, admirable como la aurora?
¡Es bella como la luna,
radiante como el sol,
imponente como ejército con sus banderas!
El amado
11Descendí al huerto de los nogales
para admirar los nuevos brotes en el valle,
para admirar los retoños de las vides
y los granados en flor.
12Sin darme cuenta, mi pasión me puso
entre las carrozas reales de mi pueblo.#6:12 entre … mi pueblo. Alt. entre los carros de Aminadab.
Los amigos
13Vuelve, Sulamita, vuelve;
vuélvete a nosotros,
¡queremos contemplarte!
El amado
¿Y por qué han de contemplar a la Sulamita,
como en las danzas de los campamentos?
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