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1 Samuel 4

4
Los filisteos capturan el Arca
1Samuel hablaba a todo Israel.
Por aquel tiempo salió Israel a librar batalla con los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, mientras los filisteos acamparon en Afec. 2Los filisteos presentaron batalla a Israel, y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en el campo de batalla como a cuatro mil hombres. 3Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: «¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Vayamos a Silo y traigamos el Arca del pacto de Jehová, para que, estando en medio de nosotros, nos salve de manos de nuestros enemigos.»
CANANEOS Y FILISTEOS
El término «cananeo» se aplica al pueblo que vive en las tierras al extremo este del mar Mediterráneo a partir del año 2000 a.C. En la época de la invasión israelita bajo Josué, Canaán estaba habitada por un gran número de estados independientes. Cada uno de estos estados era una ciudad amurallada, con su propia familia real y su palacio.
Comerciantes Los cananeos que vivían en la costa eran grandes comerciantes (tanto, que el término «cananeo» llegó a significar, en hebreo, «mercader»). Los puertos más importantes eran Tiro, Sidón, Beritus (actual Beirut) y Gebal (a la que los griegos llamaron Biblos). Todos estaban en el actual Líbano (véase). Los barcos de estas regiones llevaban madera de cedro, aceite, vino y otros productos a Egipto, Creta y Grecia (cf.; ; ). A Canaán regresaban con lino egipcio y artesanía griega. Biblos era un importante centro de importación de papiro. (Por eso los libros hechos de papiro recibieron el nombre de «biblia», la misma palabra con la que designamos el libro sagrado de los cristianos.)
Hábiles artesanos La artesanía cananea y fenicia había alcanzado renombre en la época del rey Salomón (véase). Desde el Líbano, por la costa, se envió cedro del Líbano para la construcción del templo de Jerusalén; Hiram de Tiro, experto trabajador del bronce, ayudó a Salomón en la construcción del Templo (; ).
El alfabeto Los babilonios y egipcios habían diseñado sistemas de escritura basados en dibujos; los primeros en desarrollar un alfabeto fueron los cananeos. Ellos escogieron un objeto diferente para representar cada consonante y usaban esos trazos para representar sonidos. Así, nosotros decimos «p de puerta»; ellos dirían «el dibujo de una puerta representa la p». Escogieron cosas conocidas (toro, camello, puerta, mano) para representar las diferentes letras. De allí nació el alefato (de«cabeza de toro», y«una casa») o alfabeto.
Baal y Astarté Los israelitas admiraban la destreza de los cananeos. Pero se les ordenó no adoptar nunca la religión cananea (). Tristemente, pronto empezaron a adorar a Baal, y ocurrió todo tipo de desastres. Baal era el dios del clima, de la fertilidad y de la guerra. Una de sus esposas, Astarté, era la diosa del amor y de la guerra. Anat, la más importante de las consortes de Baal (según otros textos), se representaba como una diosa brutal y sanguinaria. Las festividades religiosas cananeas sacaban a la luz lo peor de la naturaleza humana (incluyendo el sacrificio de niños). (Véasey la tabla).
La invasión de la «Gente del mar» Cerca del año 1200 a.C., quizá poco después de la conquista de Canaán por los hebreos, varios grupos conocidos como la «Gente del mar» invadieron la parte este del Mediterráneo. Arrasaron la costa, extendiendo el terror hasta las fronteras de Egipto. Allí, las fuerzas egipcias los derrotaron. Uno de aquellos grupos, los filisteos, se asentaron en la región costera del sur de Canaán, cerca de la frontera con Egipto.
Artesanía y hierro Desde la época de los jueces hasta el reinado de David (véase), los israelitas y los ifilisteos combatieron por la tierra. Los filisteos llegaron, probablemente, de Creta (véase). Llevaron consigo la artesanía griega, cretense y chipriota. Aún más importante, tenían especial habilidad en la forja de metales, especialmente el hierro. Este monopolio les dio ventaja en la guerra, pues las armas de hierro son más fuertes que las de cobre o bronce. Los israelitas tuvieron que pedir a los filisteos que les afilaran las herramientas de hierro ().
Las cinco ciudades Los filisteos tenían cinco ciudades importantes (conocidas como la Pentápolis filistea), cada una con su rey y su templo. Estas ciudades eran: Asdod, Ecrón, Gat, Gaza y Ascalón (véase;).
4El pueblo envió gente a Silo, y trajeron de allá el Arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que habitaba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el Arca del pacto de Dios. 5Aconteció que cuando el Arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con júbilo tan grande que la tierra tembló.
6Al escuchar los filisteos las voces de júbilo dijeron: «¿Qué gritos de júbilo son estos en el campamento de los hebreos?» Y supieron que el Arca de Jehová había sido traída al campamento. 7Entonces los filisteos tuvieron miedo, porque se decían: «Ha venido Dios al campamento.» Y exclamaron: «¡Ay de nosotros!, pues hasta ahora no había sido así. 8¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de manos de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de plagas en el desierto. 9Esforzaos, filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead.»
10Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido; cada cual huyó a su tienda y hubo una muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. 11El Arca de Dios fue tomada y murieron los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.
12Un hombre de Benjamín salió corriendo del campo de batalla y llegó aquel mismo día a Silo, rotos sus vestidos y la cabeza cubierta de tierra. 13Cuando llegó, Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón temblaba a causa del Arca de Dios. Vino, pues, aquel hombre a la ciudad y, al dar las noticias, toda la ciudad gritó. 14Cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, preguntó:
—¿Por qué hay tanto alboroto?
Aquel hombre vino de prisa y le dio las noticias a Elí. 15Ya este tenía noventa y ocho años de edad y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver. 16Dijo, pues, aquel hombre a Elí:
—Vengo de la batalla, he escapado hoy del combate.
—¿Qué ha acontecido, hijo mío? —le preguntó Elí.
17El mensajero respondió:
—Israel huyó delante de los filisteos y hubo gran mortandad entre el pueblo. Han muerto también tus dos hijos, Ofni y Finees, y el Arca de Dios ha sido tomada.
18Cuando el mensajero hizo mención del Arca de Dios, Elí cayó de su silla hacia atrás, al lado de la puerta, y se desnucó y murió, pues era hombre viejo y pesado. Había sido juez en Israel durante cuarenta años. 19Su nuera, la mujer de Finees, estaba encinta y próxima al alumbramiento. Cuando oyó el rumor de que el Arca de Dios había sido tomada y que su suegro y su marido habían muerto, se inclinó y dio a luz, pues le sobrevinieron sus dolores de repente. 20Al tiempo que moría, las que estaban junto a ella le decían: «No tengas temor, porque has dado a luz un hijo.» Pero ella no respondió ni se dio por enterada. 21Y llamó al niño Icabod, diciendo: «¡La gloria ha sido desterrada de Israel!», por haber sido tomada el Arca de Dios y por la muerte de su suegro y de su marido. 22Dijo, pues: «La gloria ha sido desterrada de Israel», porque había sido tomada el Arca de Dios.

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1 Samuel 4: RVR95

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