YouVersion Logo
Search Icon

Romanos 9:9-24

Romanos 9:9-24 RVC

La promesa dice así: «Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.» Y no solo esto. También sucedió cuando Rebeca concibió de un solo hombre, de nuestro antepasado Isaac, aunque sus hijos todavía no habían nacido ni habían hecho algo bueno o malo; y para confirmar que el propósito de Dios no está basado en las obras sino en el que llama, se le dijo: «El mayor servirá al menor.» Como está escrito: «A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí.» Entonces, ¿qué diremos? ¿Que Dios es injusto? ¡De ninguna manera! Porque Dios dijo a Moisés: «Tendré misericordia del que yo quiera, y me compadeceré del que yo quiera.» Así pues, no depende de que el hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga misericordia. Porque la Escritura le dice al faraón: «Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.» De manera que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla y endurece a quien él quiere endurecer. Entonces me dirás: ¿Por qué Dios todavía nos echa la culpa? ¿Quién puede oponerse a su voluntad? Pero tú, hombre, ¿quién eres para discutir con Dios? ¿Acaso el vaso de barro le dirá al que lo formó por qué lo hizo así? ¿Qué, no tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira que estaban preparados para destrucción? ¿Y qué si, para dar a conocer las riquezas de su gloria, se las mostró a los vasos de misericordia que él de antemano preparó para esa gloria? Esos somos nosotros, a quienes Dios llamó, no solo de entre los judíos, sino también de entre los no judíos.

YouVersion uses cookies to personalize your experience. By using our website, you accept our use of cookies as described in our Privacy Policy