Nuestra Eternidad Segura预览

Semana 5 - Día 5

Lectura: Juan 15:1–16:33

DEVOCIONAL: Juan 15:1

Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador.

La lectura de hoy comienza nuevamente en medio de la última noche de Jesús con sus discípulos antes de su crucifixión. Jesús ya les había lavado los pies, enviado a Su traidor afuera, anunció que Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y había comenzado a explicar el ministerio del Espíritu Santo venidero. En la lectura de hoy, la cena había terminado y Jesús ofreció instrucciones y advertencias finales a sus discípulos. Antes de estas advertencias e instrucciones, Juan incluye la afirmación final de Jesús: "Yo soy la vid verdadera".

En la primera señal que Juan usó para mostrarnos que Jesús es el Hijo de Dios y el único camino a la vida eterna, Jesús convirtió el agua en vino. El vino proviene de las uvas que crecen en una vid, un fruto abundante en la región de Jerusalén. Cuando las ramas se separan de la vid, comienzan a morir y ya no dan fruto. Sin embargo, cuando los pámpanos están conectados a la vid, su fuente de vida, dan mucho fruto.

Jesús ordenó a sus discípulos y a todos sus seguidores que permanecieran en Él, la vid verdadera. Cuando permanecemos en Él, honramos al Padre y mostramos que somos Sus discípulos. Si comenzamos a vivir nuestras vidas separados de la Vid verdadera, nos marchitaremos. Sacamos vida de Jesús al aferrarnos a Él todos los días.

Cuando permanecemos en Jesús, podemos seguir Su mandamiento de amarnos unos a otros. Cuando permanecemos en Su amor, obedecemos Sus mandamientos y amamos como Él nos amó. Jesús muestra el nivel de compromiso que debemos tener en el amor por nuestros hermanos y hermanas en Cristo: debemos estar dispuestos a dar nuestra vida por los demás como Jesús dio Su vida por nosotros.

Si bien es posible que no todos enfrentemos circunstancias de vida o muerte debido a nuestra fe o que enfrentemos la decisión de dar nuestra vida por otro, algunos de nosotros lo haremos. Jesús advirtió a los discípulos de lo que estaba por venir: el mundo los odiaría porque lo odiaba a Él. El mundo siempre perseguirá a los seguidores de Cristo. Jesús ofreció estas advertencias y mandamientos para que permanezcamos en él. Aunque enfrentaremos problemas, muerte y persecución, podemos permanecer en Él. El es la verdadera fuente de vida. Él es la Vid que nos sostiene, nos provee y nos guarda. Que podamos creer en Él y aferrarnos a Él como la Vid verdadera sin importar lo que venga.