Nuestra Eternidad Segura预览

Semana 6 - Día 4

Lectura: Juan 20:19–31

DEVOCIONAL: Juan 20:31

Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

Al llegar al final del Evangelio de Juan, encontramos que nuestro autor nos dio una explicación clara de sus razones para escribir este libro. Eligió eventos específicos en la vida y el ministerio de Jesús, los organizó en un argumento teológico para que cualquiera que leyera sus palabras creyera que Jesús es el Hijo de Dios y tuviera vida en Su nombre.

A lo largo de este Evangelio encontramos muchos testimonios sobre quién es Jesús. Algunos vinieron de aquellos que creyeron en Él, incluido Juan el Bautista, los propios discípulos de Jesús y una mujer samaritana. Aquellos que presenciaron las señales milagrosas que realizó Jesús se convirtieron en testigos del mundo de quién es Él. Jesús incluso testificó de sí mismo, diciendo que Él es el Pan de Vida, la Luz del Mundo, la Puerta, el Buen Pastor, la Resurrección y la Vida, el Camino y la Verdad y la Vida, y la Vid verdadera.

Todas estas afirmaciones y testimonios permiten a la audiencia de Juan saber quién es Jesús y, en respuesta, creer en Él y tener vida eterna. Los discípulos que fueron testigos de estos acontecimientos creyeron, porque habían visto todo lo que Jesús había hecho. Los discípulos fueron testigos confiables porque Jesús se reveló a ellos de maneras que no se reveló al mundo. Lo vieron después de Su resurrección y testificaron que en verdad había resucitado.

El evangelio de Juan fue escrito para dos públicos. Primero, aquellos que no creen que Jesús es el Hijo de Dios y el único camino a la vida eterna y pueden leer el Evangelio de Juan para encontrar la verdad. Pueden escuchar un testimonio confiable de Juan y los otros discípulos de por qué Jesús es quien dice ser. En segundo lugar, Juan escribió su Evangelio a los creyentes en Cristo para que fueran fortalecidos en su fe. El ministerio privado registrado de Jesús es un testimonio de su amor y cuidado por aquellos que creen en él.

El Evangelio de Juan es una obra maestra, escrita por alguien que no tenía una formación literaria formal. Vemos la inspiración del Espíritu Santo a través de cada palabra. Con la ayuda del Espíritu Santo, Juan compuso esta obra de arte para ser testigo del mundo de Jesucristo, el Hijo de Dios, para que todos los que la lean encuentren vida en su nombre.