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Apocalipsis 5:12 (NVI)
Cantaban con todas sus fuerzas: «¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!».
Apocalipsis 5:13 (NVI)
Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: «¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!».
Apocalipsis 5:14 (NVI)
Los cuatro seres vivientes exclamaron: «¡Amén!», mientras los ancianos se postraron y adoraron.
Apocalipsis 6:1 (NVI)
Vi cuando el Cordero rompió el primero de los siete sellos y oí a uno de los cuatro seres vivientes que decía con voz de trueno: «¡Ven!».
Apocalipsis 6:2 (NVI)
Miré y apareció un caballo blanco. El jinete llevaba un arco; se le dio una corona y salió como vencedor, para seguir venciendo.
Apocalipsis 6:3 (NVI)
Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: «¡Ven!».
Apocalipsis 6:4 (NVI)
En eso salió otro caballo de color rojo como el fuego. Al jinete se le entregó una gran espada; se le permitió quitar la paz de la tierra y hacer que sus habitantes se mataran unos a otros.
Apocalipsis 6:5 (NVI)
Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí al tercero de los seres vivientes que decía: «¡Ven!». Miré y apareció un caballo negro. El jinete tenía una balanza en la mano.
Apocalipsis 6:6 (NVI)
Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: «Un kilogramo de trigo o tres kilogramos de cebada por el salario de un día; pero no dañes el aceite ni el vino».
Apocalipsis 6:7 (NVI)
Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que gritaba: «¡Ven!».
Apocalipsis 6:8 (NVI)
Miré y apareció un caballo amarillento. El jinete se llamaba Muerte y el Hades lo seguía de cerca. Y se les otorgó poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, el hambre, las epidemias y las fieras de la tierra.
Apocalipsis 6:9 (NVI)
Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sufrido el martirio por causa de la palabra de Dios y por mantenerse fieles en su testimonio.
Apocalipsis 6:10 (NVI)
Gritaban a gran voz: «¿Hasta cuándo, soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra muerte?».
Apocalipsis 6:11 (NVI)
Entonces cada uno de ellos recibió ropas blancas y se les dijo que esperaran un poco más, hasta que se completara el número de sus colaboradores y hermanos que iban a sufrir el martirio como ellos.
Apocalipsis 6:12 (NVI)
Vi que el Cordero rompió el sexto sello, y entonces se produjo un gran terremoto. El sol se oscureció como si se hubiera vestido de luto, la luna entera se tornó roja como la sangre
Apocalipsis 6:13 (NVI)
y las estrellas del firmamento cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes de la higuera sacudida por el vendaval.
Apocalipsis 6:14 (NVI)
El firmamento desapareció como cuando se enrolla un pergamino y todas las montañas y las islas fueron removidas de su lugar.
Apocalipsis 6:15 (NVI)
Los reyes de la tierra, los magnates, los jefes militares, los ricos, los poderosos y todos los demás, esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas.
Apocalipsis 6:16 (NVI)
Todos gritaban a las montañas y a las peñas: «¡Caigan sobre nosotros y escóndannos de la mirada del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero!
Apocalipsis 6:17 (NVI)
¡Porque ha llegado el gran día de la ira! ¿Quién podrá mantenerse en pie?».
Apocalipsis 7:1 (NVI)
Después de esto vi a cuatro ángeles en los cuatro ángulos de la tierra. Estaban allí de pie, deteniendo los cuatro vientos para que estos no soplaran sobre la tierra, el mar y los árboles.
Apocalipsis 7:2 (NVI)
Vi también a otro ángel que venía del oriente con el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles a quienes se les había permitido hacer daño a la tierra y al mar:
Apocalipsis 7:3 (NVI)
«¡No hagan daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!».
Apocalipsis 7:4 (NVI)
Y oí el número de los que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil de todas las tribus de Israel.
Apocalipsis 7:5 (NVI)
De la tribu de Judá fueron sellados doce mil; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil;