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1 Reyes 2:26 (NVI)
Al sacerdote Abiatar, el rey mismo ordenó: «Regresa a tus tierras en Anatot. Mereces la muerte, pero por el momento no voy a quitarte la vida, pues compartiste con David mi padre todas sus penurias y en su presencia llevaste el arca del Señor y Dios».
1 Reyes 2:27 (NVI)
Fue así como, al destituir Salomón a Abiatar del sacerdocio del Señor , se cumplió la palabra que el Señor había pronunciado en Siló contra la familia de Elí.
1 Reyes 2:28 (NVI)
Joab había conspirado con Adonías, aunque no con Absalón, así que al oír que Adonías había muerto, fue a refugiarse en la Tienda del Señor , agarrándose de los cuernos del altar.
1 Reyes 2:29 (NVI)
Cuando dijeron a Salomón que Joab había huido a la Tienda del Señor y que estaba junto al altar, el rey ordenó a Benaías, hijo de Joyadá, que fuera a matarlo.
1 Reyes 2:30 (NVI)
Benaías fue a la Tienda del Señor y dijo a Joab: —El rey te ordena que salgas. —¡No! —respondió Joab—. ¡De aquí solo me sacarán muerto! Benaías fue y contó al rey lo que había dicho Joab.
1 Reyes 2:31 (NVI)
—¡Pues dale gusto! —ordenó el rey—. ¡Mátalo y entiérralo! De ese modo me absolverás a mí y a mi familia de la sangre inocente que derramó Joab.
1 Reyes 2:32 (NVI)
El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner, hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él.
1 Reyes 2:33 (NVI)
¡Que la culpa de esas muertes recaiga para siempre sobre la cabeza de Joab y de sus descendientes! ¡Pero que la paz del Señor permanezca para siempre con David y sus descendientes, con su linaje y su trono!
1 Reyes 2:34 (NVI)
Benaías, hijo de Joyadá, fue y mató a Joab e hizo que lo sepultaran en su hacienda de la estepa.
1 Reyes 2:35 (NVI)
Entonces el rey puso a Benaías, hijo de Joyadá, sobre el ejército en lugar de Joab y al sacerdote Sadoc lo puso en lugar de Abiatar.
1 Reyes 2:36 (NVI)
Luego mandó llamar a Simí y le dijo: —Constrúyete una casa en Jerusalén y quédate allí. No salgas a ninguna parte,
1 Reyes 2:37 (NVI)
porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya.
1 Reyes 2:38 (NVI)
—De acuerdo —respondió Simí al rey—. Yo estoy para servir a mi señor el rey y acataré sus órdenes. Simí permaneció en Jerusalén por un buen tiempo,
1 Reyes 2:39 (NVI)
pero tres años más tarde dos de sus esclavos escaparon a Gat, donde reinaba Aquis, hijo de Macá. Cuando avisaron a Simí que sus esclavos estaban en Gat,
1 Reyes 2:40 (NVI)
aparejó su asno y se fue allá a buscarlos y traerlos de vuelta.
1 Reyes 2:41 (NVI)
Al oír Salomón que Simí había ido de Jerusalén a Gat y había regresado,
1 Reyes 2:42 (NVI)
lo mandó llamar y dijo: —Yo te hice jurar por el Señor y te advertí: “El día que salgas a cualquier lugar, podrás darte por muerto”. Y tú dijiste que estabas de acuerdo y que obedecerías.
1 Reyes 2:43 (NVI)
¿Por qué, pues, no cumpliste con tu juramento al Señor ni obedeciste la orden que te di?
1 Reyes 2:44 (NVI)
El rey también dijo a Simí: —Tú bien sabes cuánto daño le hiciste a mi padre David; ahora el Señor se vengará de ti por tu maldad.
1 Reyes 2:45 (NVI)
En cambio, yo seré bendecido y el trono de David permanecerá firme para siempre en presencia del Señor .
1 Reyes 2:46 (NVI)
Acto seguido, el rey dio la orden a Benaías, hijo de Joyadá, y este fue y mató a Simí. Así se consolidó el reino en manos de Salomón.
2 Reyes 1:1 (NVI)
Después de la muerte de Acab, la nación de Moab se rebeló contra Israel.
2 Reyes 1:2 (NVI)
Ocozías, que se había herido al caerse por la ventana del piso superior de su palacio en Samaria, despachó a unos mensajeros con este encargo: «Vayan y consulten a Baal Zebub, dios de Ecrón, para saber si voy a recuperarme de estas heridas».
2 Reyes 1:3 (NVI)
Pero el ángel del Señor dijo a Elías el tisbita: «Levántate y sal al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria. Diles: “Y ustedes, ¿por qué van a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? ¿Acaso no hay Dios en Israel?”.
2 Reyes 1:4 (NVI)
Pues bien, así dice el Señor : “Ya no te levantarás de tu lecho de enfermo, sino que morirás, sin duda alguna”». Y Elías se fue.