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1 Tesalonicenses 5:26 (NVI)
Saluden a todos los hermanos con un beso santo.
1 Tesalonicenses 5:27 (NVI)
Encargo delante del Señor que lean esta carta a todos los hermanos.
1 Tesalonicenses 5:28 (NVI)
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes.
1 Tesalonicenses 1:1 (NVI)
Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses, unida a Dios el Padre y al Señor Jesucristo: Gracia y paz a ustedes.
1 Tesalonicenses 1:2 (NVI)
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes cuando los mencionamos en nuestras oraciones.
1 Tesalonicenses 1:3 (NVI)
Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a causa de la obra realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor y la constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
1 Tesalonicenses 1:4 (NVI)
Hermanos amados de Dios, sabemos que él los ha escogido,
1 Tesalonicenses 1:5 (NVI)
porque nuestro evangelio les llegó no solo con palabras, sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes buscando su bien.
1 Tesalonicenses 1:6 (NVI)
Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor cuando, a pesar de mucho sufrimiento, recibieron el mensaje con la alegría que infunde el Espíritu Santo.
1 Tesalonicenses 1:7 (NVI)
De esta manera se constituyeron en ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.
1 Tesalonicenses 1:8 (NVI)
Partiendo de ustedes, el mensaje del Señor se ha proclamado no solo en Macedonia y en Acaya, sino en todo lugar; a tal punto se ha divulgado su fe en Dios que ya no es necesario que nosotros digamos nada.
1 Tesalonicenses 1:9 (NVI)
Porque todos ellos cuentan de lo bien que ustedes nos recibieron y cómo se convirtieron a Dios. Dejaron los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,
1 Tesalonicenses 1:10 (NVI)
y esperan del cielo a su Hijo Jesús, quien resucitó y nos libra del castigo venidero.
1 Tesalonicenses 2:1 (NVI)
Hermanos, bien saben que nuestra visita a ustedes no fue un fracaso.
1 Tesalonicenses 2:2 (NVI)
Y saben también que, a pesar de las aflicciones e insultos que antes sufrimos en Filipos, cobramos confianza en nuestro Dios y nos atrevimos a comunicarles el evangelio en medio de una gran lucha.
1 Tesalonicenses 2:3 (NVI)
Nuestra exhortación no se origina en el error ni en malas intenciones; tampoco procura engañar a nadie.
1 Tesalonicenses 2:4 (NVI)
Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió el evangelio: no tratamos de agradar a la gente, sino a Dios que examina nuestro corazón.
1 Tesalonicenses 2:5 (NVI)
Como saben, nunca hemos recurrido a las adulaciones ni a las excusas para obtener dinero; Dios es testigo.
1 Tesalonicenses 2:6 (NVI)
Tampoco hemos buscado honores de nadie, ni de ustedes ni de otros.
1 Tesalonicenses 2:7 (NVI)
Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos,
1 Tesalonicenses 2:8 (NVI)
así nosotros, por el cariño que les tenemos, nos deleitamos en compartir con ustedes no solo el evangelio de Dios, sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a quererlos!
1 Tesalonicenses 2:9 (NVI)
Recordarán, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas para proclamarles el evangelio de Dios y cómo trabajamos día y noche para no serles una carga.
1 Tesalonicenses 2:10 (NVI)
Ustedes son testigos, y también Dios, de que nos comportamos con ustedes los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable.
1 Tesalonicenses 2:11 (NVI)
Saben también que, a cada uno de ustedes, lo hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos.
1 Tesalonicenses 2:12 (NVI)
Los hemos animado, consolado y exhortado a llevar una vida digna de Dios, que los llama a su reino y a su gloria.