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Apocalipsis 14:16 (NVI)
Así que el que estaba sentado sobre la nube pasó la hoz y la tierra fue segada.
Apocalipsis 14:17 (NVI)
Del templo que está en el cielo salió otro ángel, que también llevaba una hoz afilada.
Apocalipsis 14:18 (NVI)
Del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego y gritó al que llevaba la hoz afilada: «Mete tu hoz y corta los racimos del viñedo de la tierra, porque sus uvas ya están maduras».
Apocalipsis 14:19 (NVI)
El ángel pasó la hoz sobre la tierra, recogió las uvas y las echó en el gran lagar de la ira de Dios.
Apocalipsis 14:20 (NVI)
Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad y del lagar salió sangre, la cual llegó hasta los frenos de los caballos en una extensión de mil seiscientos estadios.
Apocalipsis 15:1 (NVI)
Vi en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete ángeles con las siete plagas, que son las últimas, pues con ellas se consumará la ira de Dios.
Apocalipsis 15:2 (NVI)
Vi también un mar como de vidrio mezclado con fuego. De pie, a la orilla del mar, estaban los que habían vencido a la bestia, a su imagen y al número de su nombre. Tenían las arpas que Dios les había dado
Apocalipsis 15:3 (NVI)
y cantaban el himno de Moisés, siervo de Dios, y el himno del Cordero: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones.
Apocalipsis 15:4 (NVI)
¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia».
Apocalipsis 15:5 (NVI)
Después de esto miré y en el cielo se abrió el templo, la tienda con las tablas del pacto.
Apocalipsis 15:6 (NVI)
Del templo salieron los siete ángeles que llevaban las siete plagas. Estaban vestidos de tela de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos con bandas de oro a la altura del pecho.
Apocalipsis 15:7 (NVI)
Uno de los cuatro seres vivientes dio a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena del furor de Dios, quien vive por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 15:8 (NVI)
El templo se llenó del humo que procedía de la gloria y del poder de Dios; nadie podía entrar allí hasta que se terminaran las siete plagas de los siete ángeles.
Apocalipsis 16:1 (NVI)
Oí una voz que desde el templo decía a gritos a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas del furor de Dios!».
Apocalipsis 16:2 (NVI)
El primer ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, y entonces a toda la gente que tenía la marca de la bestia y que adoraba su imagen, le salió una llaga maligna y repugnante.
Apocalipsis 16:3 (NVI)
El segundo ángel derramó su copa sobre el mar y el mar se convirtió en sangre, como la de una persona muerta, y murió todo ser viviente que había en el mar.
Apocalipsis 16:4 (NVI)
El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, entonces estos se convirtieron en sangre.
Apocalipsis 16:5 (NVI)
Oí que el ángel de las aguas decía: «Justo eres tú, el Santo, que eres y que eras, porque has juzgado correctamente.
Apocalipsis 16:6 (NVI)
Ellos derramaron la sangre de creyentes y de profetas, y tú les has dado a beber sangre, como se lo merecen».
Apocalipsis 16:7 (NVI)
Oí también que del altar se respondía: «Así es, Señor Dios Todopoderoso, verdaderos y justos son tus juicios».
Apocalipsis 16:8 (NVI)
El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual se le permitió quemar con fuego a la gente.
Apocalipsis 16:9 (NVI)
Todos sufrieron terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron; en vez de darle gloria a Dios, que tiene poder sobre esas plagas, maldijeron su nombre.
Apocalipsis 16:10 (NVI)
El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, entonces el reino de la bestia quedó sumido en la oscuridad. La gente se mordía la lengua de dolor
Apocalipsis 16:11 (NVI)
y, por causa de sus padecimientos y de sus llagas, maldecían al Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus obras.
Apocalipsis 16:12 (NVI)
El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates y se secaron sus aguas para abrir paso a los reyes del oriente.