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Apocalipsis 1:1 (NVI)
Esta es la revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel para dar a conocer la revelación a su siervo Juan,
Apocalipsis 1:16 (NVI)
En su mano derecha tenía siete estrellas y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.
Apocalipsis 1:18 (NVI)
Yo soy el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y sus dominios.
Apocalipsis 1:19 (NVI)
»Escribe, pues, lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá después.
Apocalipsis 1:2 (NVI)
quien por su parte da fe de la verdad, escribiendo todo lo que vio: la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
Apocalipsis 1:14 (NVI)
Su cabellera lucía como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos resplandecían como llama de fuego.
Apocalipsis 1:7 (NVI)
¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.
Apocalipsis 1:9 (NVI)
Yo, Juan, hermano de ustedes y compañero en el sufrimiento, en el reino y en la perseverancia que tenemos en Jesús, estaba en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
Apocalipsis 1:17 (NVI)
Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último.
Apocalipsis 1:6 (NVI)
al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.
Apocalipsis 1:10 (NVI)
En el día del Señor vino sobre mí el Espíritu y oí detrás de mí una voz fuerte, como de trompeta,
Apocalipsis 1:20 (NVI)
Esta es la explicación del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candelabros son las siete iglesias.
Apocalipsis 1:11 (NVI)
que decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».
Apocalipsis 1:13 (NVI)
En medio de los candelabros estaba alguien «con aspecto de un hijo de hombre», vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho.
Apocalipsis 1:15 (NVI)
Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno y su voz era tan fuerte como el estruendo de muchas aguas.
Apocalipsis 1:5 (NVI)
también de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de la resurrección, el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados,
Apocalipsis 1:12 (NVI)
Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y al volverme vi siete candelabros de oro.
Apocalipsis 1:8 (NVI)
«Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso».
Apocalipsis 1:3 (NVI)
Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.
Apocalipsis 1:4 (NVI)
Yo, Juan, escribo a las siete iglesias que están en la provincia de Asia: Gracia y paz a ustedes de parte de aquel que es y que era y que ha de venir, y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono;
Apocalipsis 15:1 (NVI)
Vi en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete ángeles con las siete plagas, que son las últimas, pues con ellas se consumará la ira de Dios.
Apocalipsis 9:1 (NVI)
El quinto ángel tocó su trompeta y vi que había caído del cielo a la tierra una estrella, a la cual se le entregó la llave del pozo del abismo.
Apocalipsis 16:1 (NVI)
Oí una voz que desde el templo decía a gritos a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas del furor de Dios!».
Apocalipsis 12:1 (NVI)
Apareció en el cielo una señal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza.
Apocalipsis 8:1 (NVI)
Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora.