MIEZ MINISTERIOS EBENEZER

Tiempos de Reconciliación - Día 20
Devocional para 21 Días de Ayuno y Oración
Locations & Times
MIEZ Ministerios Ebenezer
2861 SW 69th Ct, Miami, FL 33155, USA
Friday 1:00 AM
SEPARADOS PARA DIOS
Dios es Santo, su esencia y naturaleza es la santidad. En Él se origina la santidad y de Él emana la santidad que satura su entorno. Nada de lo terrenal ni humano puede aspirar por sí mismo a la santidad sin estar conectado a Dios. La santidad en términos humanos es estar separado o dedicado a Dios. Por esta razón necesitamos conocer más acerca de la santidad de Dios ya que su voluntad es que nos santifiquemos. La palabra santidad para nosotros involucra tres aspectos: Separación, porque Dios nos llama a apartarnos del pecado para El. Consagración, porque Dios nos llama a rendirnos completamente a El, y Dedicación, porque Dios nos llama a servirle.
El cristiano tiene un llamado de parte de Dios a la Santidad, El nos dice “…Sed santos, porque yo soy santo.” (Pedro 1:16 RV60), la santidad debe ser el deseo y el deber de todo cristiano, debe estar presente en todos nuestros asuntos, en cada condición, y en toda actitud. Como cristianos debemos velar y orar por nuestras actitudes, ellas hablan de nuestras convicciones, debemos sujetar nuestros miembros a la obediencia de Cristo, especialmente aquellas inclinaciones que nos comprometen con el pecado. La Palabra de Dios es nuestra regla e instrucción, y ella nos enseña cómo ser santos en todo:
Primero | Dios nos escogió y nos separó antes de la fundación del mundo para ser santos para El (Efesios 1:4).
Segundo | Jesús mismo nos lavó de nuestros pecados con su propia sangre y nos reconcilió para ser santos (Colosenses 1:21-22).
Tercero | Nos da promesas de vida eterna en el cielo para incentivarnos a permanecer firmes en santidad (Apocalipsis 21:27).
Todo ser humano tiene una conciencia moral que le redarguye de lo malo, pero esa conciencia no le da poder para dejar de pecar. Dios pone la responsabilidad de la santificación en cada uno de sus hijos, pero para lograrlo necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo de Dios. Si somos sinceros tenemos que reconocer lo frustrante que es tratar de hacer algún cambio en nuestras vidas con nuestras propias fuerzas, sabiduría y habilidades y al final solo haber logrado pequeños cambios temporales. La separación del pecado es una obra que Dios hace en nosotros de adentro hacia fuera. La Biblia dice que fuimos “…elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer… (1 Pedro 1:2).
Nuestra santificación es un proceso que se inicia desde el momento que entregamos nuestro corazón a Dios. El proceso de la santificación debe ser integral, comenzando en nuestra mente, seguido del alma, lengua y corazón, y así todo nuestro ser se debe de ir encaminando en el proceso de la santificación. Probablemente en ocasiones nos frustremos y nos sintamos indignos al darnos cuenta que todavía nos alcanza el pecado en áreas que ya deberíamos haber superado, pero el Señor Jesús entiende nuestras debilidades y esta dispuesto a extender su gracia para lavarnos de nuevo, perdonarnos de nuevo y santificarnos de nuevo, pero este pensamiento en vez de darnos licencia para seguir pecando, nos debe conmover y anhelar el ir perfeccionando todas las áreas débiles de nuestro ser hasta el día cuando el Señor venga por su Iglesia y cambie nuestros cuerpos corruptibles por uno incorruptible. De manera que la santificación se inicia cuando recibimos al Señor y culminara hasta que el Señor nos llame a su presencia, o nos transforme en el arrebatamiento.
Dios es celoso por la santidad de todo aquel y todo aquello que esté involucrado con Él, Él es Santo, y es su voluntad que nosotros habitemos en su presencia en santidad.
1 Tesalonicenses 5:23 | “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”
Dios es Santo, su esencia y naturaleza es la santidad. En Él se origina la santidad y de Él emana la santidad que satura su entorno. Nada de lo terrenal ni humano puede aspirar por sí mismo a la santidad sin estar conectado a Dios. La santidad en términos humanos es estar separado o dedicado a Dios. Por esta razón necesitamos conocer más acerca de la santidad de Dios ya que su voluntad es que nos santifiquemos. La palabra santidad para nosotros involucra tres aspectos: Separación, porque Dios nos llama a apartarnos del pecado para El. Consagración, porque Dios nos llama a rendirnos completamente a El, y Dedicación, porque Dios nos llama a servirle.
El cristiano tiene un llamado de parte de Dios a la Santidad, El nos dice “…Sed santos, porque yo soy santo.” (Pedro 1:16 RV60), la santidad debe ser el deseo y el deber de todo cristiano, debe estar presente en todos nuestros asuntos, en cada condición, y en toda actitud. Como cristianos debemos velar y orar por nuestras actitudes, ellas hablan de nuestras convicciones, debemos sujetar nuestros miembros a la obediencia de Cristo, especialmente aquellas inclinaciones que nos comprometen con el pecado. La Palabra de Dios es nuestra regla e instrucción, y ella nos enseña cómo ser santos en todo:
Primero | Dios nos escogió y nos separó antes de la fundación del mundo para ser santos para El (Efesios 1:4).
Segundo | Jesús mismo nos lavó de nuestros pecados con su propia sangre y nos reconcilió para ser santos (Colosenses 1:21-22).
Tercero | Nos da promesas de vida eterna en el cielo para incentivarnos a permanecer firmes en santidad (Apocalipsis 21:27).
Todo ser humano tiene una conciencia moral que le redarguye de lo malo, pero esa conciencia no le da poder para dejar de pecar. Dios pone la responsabilidad de la santificación en cada uno de sus hijos, pero para lograrlo necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo de Dios. Si somos sinceros tenemos que reconocer lo frustrante que es tratar de hacer algún cambio en nuestras vidas con nuestras propias fuerzas, sabiduría y habilidades y al final solo haber logrado pequeños cambios temporales. La separación del pecado es una obra que Dios hace en nosotros de adentro hacia fuera. La Biblia dice que fuimos “…elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer… (1 Pedro 1:2).
Nuestra santificación es un proceso que se inicia desde el momento que entregamos nuestro corazón a Dios. El proceso de la santificación debe ser integral, comenzando en nuestra mente, seguido del alma, lengua y corazón, y así todo nuestro ser se debe de ir encaminando en el proceso de la santificación. Probablemente en ocasiones nos frustremos y nos sintamos indignos al darnos cuenta que todavía nos alcanza el pecado en áreas que ya deberíamos haber superado, pero el Señor Jesús entiende nuestras debilidades y esta dispuesto a extender su gracia para lavarnos de nuevo, perdonarnos de nuevo y santificarnos de nuevo, pero este pensamiento en vez de darnos licencia para seguir pecando, nos debe conmover y anhelar el ir perfeccionando todas las áreas débiles de nuestro ser hasta el día cuando el Señor venga por su Iglesia y cambie nuestros cuerpos corruptibles por uno incorruptible. De manera que la santificación se inicia cuando recibimos al Señor y culminara hasta que el Señor nos llame a su presencia, o nos transforme en el arrebatamiento.
Dios es celoso por la santidad de todo aquel y todo aquello que esté involucrado con Él, Él es Santo, y es su voluntad que nosotros habitemos en su presencia en santidad.
1 Tesalonicenses 5:23 | “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”
Nuestro motivo de Oración para este Día:
Por el respaldo de Dios para los pastores y las Iglesias en Miami, West Palm Beach, y la que vendrá en Broward County.
Por el respaldo de Dios para los pastores y las Iglesias en Miami, West Palm Beach, y la que vendrá en Broward County.