Vida Abundante Coronado

La palabra de Dios habla mucho sobre la forma en la que opera nuestro enemigo en el mundo. Desde el principio ha mostrado ser un oponente muy astuto.

Así que vamos a plantear dos preguntas, que buscaremos responder a la luz de la Palabra, y que nos ayudarán a comprender mejor el tema de la Guerra Espiritual.

1-¿Contra quien estamos en guerra?

Aunque suene lógico, con mucha facilidad tendemos a confundirnos de oponente. Necesitamos saber, no solo quien es, sino también, como opera este adversario y cuales son sus estrategias.

2-¿Cómo debemos enfrentar esa guerra? ¿Como debemos plantarnos? ¿Cuales son las armas que tenemos a disposición?

El apóstol Pedro, escribe esta carta desde Roma a diferentes comunidades de iglesias, que estaban ubicadas en una provincia Romana de Asía Menor. Los cristianos de estas iglesias estaban siendo constantemente perseguidos, atacados y acosados por sus vecinos Romanos y griegos. Pedro les escribe para animarlos a que se mantengan firmes en su fe, en medio de su sufrimiento.

Y en el capitulo 5, hace énfasis en quien es el verdadero enemigo al que se enfrentan.

Pedro sabe que toda esa hostilidad va más allá de algo cultural y político. El tiene claro que detrás de esto, hay fuerzas oscuras, que constantemente están inspirando odio y violencia

Vivimos tiempos difíciles en los que debemos permanecer despiertos y alertas.

Las distracciones de nuestra cultura con facilidad nos anestesian, provocando un adormecimiento espiritual, que trae consecuencias en nuestra vida… Una de ellas:

Nos impide ser conscientes de como muchas veces lo que ocurre a nuestro alrededor se origina en un plano que va más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.

3 consecuencias que son el resultado de permitirnos caer en adormecimiento, e ignorar la advertencia de Pedro a mantenernos ALERTA.

1-Perdemos el sentido de lo que es capaz de hacer nuestro enemigo.

En un extremo, podríamos tender a minimizar a nuestro oponente.

Creer que es cómo sale en la fabulas. Un personaje casi “amigable”. Sin embargo, nuestro enemigo NO es para nada amigable.

Una de las mentiras más comunes de Satanás, es hacernos pensar que la vida en Cristo, es una vida carente de dificultades. Sin problemas. Sin adversidad.

Esto es solamente una forma sutil de atacarnos, buscado la manera de desanimarnos y apartarnos de Dios, cuando vengan problemas. Haciéndonos incluso cuestionar a Dios, y dudar de nuestra fe, en medio de las pruebas.

Uno de los textos que mejor describe el propósito de nuestro enemigo es

En otro extremo, podríamos llegar a darle a nuestro enemigo, más importancia de la que verdaderamente tiene.

Sin darnos cuenta dejamos que Satanás se convierta en el centro de nuestra vida.

Desde el principio el ser humano tiene la tendencia de culpar a otros de sus decisiones. Fue lo que hicieron Adán y Eva en el jardín, luego de comer el fruto. Culparon a la serpiente.

No podemos olvidar que, si bien el diablo es un tentador y un mentiroso, no puede obligarnos a hacer nada.

Ver al diablo en todo, es solo una forma religiosa de justificarnos, culpabilizando a alguien más de mis decisiones.

Si no somos consientes lo que nuestro enemigo es capaz de hacer, y de la forma en la que opera, con facilidad terminaremos creyendo mas en sus mentiras y engaños, que en las verdades y en las promesas de Cristo

2-Falta de discernimiento para identificar contra quien es que batallamos.

Uno de nuestros más grandes problemas NO es obviar la realidad de que tenemos un enemigo. Sino que pocas veces somos conscientes de quien es nuestro enemigo. Con facilidad nos enfrascamos en batallas con el enemigo equivocado.

NO es que no vamos a enfrentar oposición de parte de otras personas, que son antagónicas a la cultura del Reino que representamos, personas que podríamos identificar como “enemigos”.

La iglesia a la Pedro le escribe sufre a manos de otros seres humanos.

Sin embargo, muchas veces, el adormecimiento produce en nosotros confusión y no podemos ver que quien esta detrás de todo, es alguien que la Biblia describe como el Príncipe de este mundo Juan12:31 Que ejerce influencia constante en nuestra sociedad

Cuando yo ignoro contra quien estoy en guerra, con facilidad voy a hacer de mi enemigo, a aquellos que en realidad son el objeto del amor de Dios.

Muchas veces convirtiendo en campos de batalla, lo que debería ser un campo Misionero al cual Dios nos envía.

Nuestra lucha trasciende lo que nuestros ojos pueden ver, y tenemos que pelear de la forma correcta, buscando estrategias adecuadas para llevar luz a las tinieblas y ganara la batalla en lo espiritual antes que en lo físico.

3-Confiar en nuestra fuerza para intentar ganar una batalla que ya Cristo ganó.

De la misma forma en la que a un equipo de futbol, o a un ejercito le sería imposible ganar un juego o una guerra sin conocer a su rival y sin plantear una estrategia, nosotros debemos tener claro de que manera es que debemos hacerle frente a los ataques de nuestro enemigo.

Solamente que muchas veces, nos acercamos a la batalla peleando con nuestras fuerzas, siendo que Cristo Jesús ya ganó la batalla en la Cruz.

En Efesios 6, el Apóstol Pablo, luego de mencionar contra quien es que luchamos, describe la forma en la que podemos repeler los ataques de nuestro enemigo en la fuerzas de Cristo y no en las nuestras.

No enfrentamos a nuestro enemigo como el mundo pelea.

Esta es una batalla que se pelea con fe, con la mirada puesta en Cristo Jesús. Él ya ganó en la Cruz.

Cuando asumimos esta verdad CON FE, cambia completamente la forma en la que luchamos. Porque nos damos cuenta de que en realidad BATALLAMOS CON UN ENEMIGO QUE YA HA SIDO DERROTADO.

Es tiempo de despertar, dejar de ignorar la alamas y permanecer ALERTAS a los ataques de nuestro enemigo, para poder resistirle.

Necesitamos estar atentos, sabiendo que el diablo está buscándonos para derribarnos, para hacernos tropezar, para destruir nuestras familias y deformar todo lo que Dios diseño perfecto.

Pero por Cristo Jesús, tenemos al E.S. que nos puede ayudar a ver lo que nosotros NO podemos ver.