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CCPA

ABBA e Hijos - Negocios eternos

ABBA e Hijos - Negocios eternos

Encuentro Presencial y Virtual - Domingo 18 de Julio de 2021

Locations & Times

CCPA

Laguna 1229, C1407 JVS, Buenos Aires, Argentina

Sunday 10:15 AM

Esta semana estuvo inquietando mi corazón el siguiente versículo:
Jesús tenía 12 años.
Toda su familia había ido hasta Jerusalem, como todo Israelita lo hacía por lo menos una vez al año.
Pero al emprender el regreso, sus padres terrenales, María y José, se dieron cuenta que Jesús no estaba en la caravana…
Por lo cual lo volvieron a buscar a Jerusalem y llegando al Templo lo vieron hablando con los maestros de la ley.
Entonces los padres le dijeron: “¿Por qué nos hiciste esto?”
A lo cual Jesús les respondió: ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar?

¡Qué respuesta de un niño de 12 años para con sus padres!

Es evidente que Jesús tenía muy en claro su propósito.
Y nosotros ¿tenemos bien en claro cuál es nuestro propósito?
¿Nosotros también tenemos que estar en los negocios de nuestro Padre Celestial?
¿Cuales son los negocios de nuestro Padre Celestial?
hey
El apóstol Pablo lo expresó de la siguiente manera:
Dios nos dió vida en Cristo para que vivamos para Él.
Estar en los asuntos de nuestro Padre Celestial, o en sus negocios, es seguir la obra que Él comenzó.
Es involucrarse con sus asuntos.
Es entender cuales son sus metas.
Es llevar a cabo su obra para que lo que estaba en el corazón del Padre se haga realidad.
Es también, de alguna manera, retribuir con nuestra vida y nuestras acciones, lo que Él hizo por nosotros.

Cuando no entendemos esto, nos comportamos como tantos otros que llegado el momento, deciden independizarse de su Padre y de su negocio familiar y comienzan un negocio aparte.
Todo lo que el Padre les dió lo utilizan para sus negocios particulares y olvidan el negocio familiar. Olvidan el para qué de sus vidas.
Son como la Parábola del hijo pródigo.
Dios quiera que en algún momento puedan “volver en sí” y decidan regresar a la casa de su Padre e involucrarse en sus negocios.
hey
El propósito de nuestra salvación por medio de la fe en Cristo y en su obra, nunca fue llevarnos al Cielo solamente.
Sino que Dios nos salvó para que en primer lugar en esta Tierra, vivamos como Cristo vivió, experimentando, gustando y practicando, la buena voluntad del Padre.

Y esta buena voluntad para con nosotros, incluye realizar “Buenas Obras” que Dios preparó de antemano para nosotros.

Estas “buenas obras” se contraponen a las “malas obras” que realizábamos cuando estábamos lejos de Dios, “muertos en nuestros delitos y pecados” y hacíamos por naturaleza lo que no agrada al Señor.

En síntesis, las "Buenas Obras" son las Obras de Dios.

hey
El negocio de Dios es la Salvación del Mundo.

No hay Vocación, Trabajo o Llamado mayor que este.

Es estar involucrado en la Misión de Rescate más grande de toda la historia de la Humanidad.

Es ser parte del Plan Eterno de Dios.

Los Negocios del Padre, son la transformación de la mayor cantidad de personas posible para que sean semejantes a su Hijo Jesucristo.

Hoy muchos negocios cierran porque su rédito no es bueno o directamente no lo tienen.

Pero si hablamos de ganancias, realmente los negocios del Padre tienen un rédito o ganancia eterna.
Notemos que este pasaje además de hablarnos del “rédito” que los Negocios del Padre tienen también nos insta a enfocar nuestros esfuerzos en el Negocio o Trabajo que realmente importa.

El apóstol Pablo lo dijo de la siguiente manera:
hey
¿Quienes son los que están capacitados para involucrarse en los negocios del Padre?
Según este pasaje, vemos que Cristo mismo dió distintos ministerios para que todos los Santos, es decir todos los que seguimos a Cristo, seamos capacitados para participar de la obra de Dios, es decir de sus negocios.

Al meditar en este pasaje, vemos que la participación en los Negocios del Padre es para todos los discípulos del Señor.

Todos estamos llamados a ser parte de sus Asuntos, de sus Negocios.

Cada uno de nosotros tiene una función en el Gran Negocio del Padre Celestial.

No es para algunos elegidos o algunos con un rol o título especial.

Todos somos siervos del mismo Dios.

hey
Si recordamos, El Negocio de Dios es Salvar al Mundo.

Y a nosotros nos dió un Papel fundamental en este Negocio: nos dió el Ministerio de la Reconciliación y nos hizo Embajadores.
Amados, cada uno de nosotros tenemos una función maravillosa en el Gran Negocio del Padre, y esta tarea es ser Voceros de Reconciliación.

Estamos llamados a propiciar la Reconciliación con el Padre Celestial de los que están destinados al Infierno eterno, para que una vez reconciliados, su destino cambie eternamente.

Somos los que estamos llamados a Representar a nuestra Patria Celestial delante del Reino de las Tinieblas, llamando a todos los que quieran trasladarse al Reino de la Luz.

No sigamos perdiendo el tiempo en lo que perece.

Invirtamos nuestras vidas en lo que va a permanecer eternamente… es decir en la vida de las personas necesitadas del Señor.