Centro Cristiano Victoria. Moreno

Alaba, oh alma mía, al Señor.Alabaré a Dios en mi vida;Cantaré salmos a mi Dios mientras viva.Salmo 146:1
Cuando Alba y yo teníamos la edad que hoy tiene nuestro nieto en nuestra iglesia contábamos una canción que en una de sus líneas dice:“Cántico Celeste en la noche tendrásen tu corazón aunque en la aflicciónfácil es cantar cuando reina la pazpero en el dolor es mejor cantarYa la noche pasara con su pavorde tus pruebas ya no temasHoy trabaja, ora y sirve a tu Señorpronto el sol alumbrara tu corazón.”
Claro que todos tenemos ganas de cantar cuando todo está bien pero, cuando nos animamos a alabar al Señor en los tiempos de dolor, se libera una manifestación sorprendente de poder del Espíritu Santo.¡Alaba a Dios! ¡Alaba a Dios! ¡Alaba a Dios!
Señor, en tiempo buenos y en tiempos malos te adoraremos porque Tú eres Dios. Señor Jesús, te adoramos porque Tú has vencido a la muerte y nos has dado vida eterna. En tu Nombre nos levantamos sobre el desánimo, las quejas, los miedos, ansiedades y malas actitudes ante las circunstancias devastadoras, Señor te esperamos. Sabemos que tienes un plan maravilloso para todos. Amén.

En estos tiempos difíciles, en donde el pánico y el miedo se quieren apoderar de nosotros, en donde la cantidad de muertos y contagiados por el COVID-19 nos entristecen y abruman, un tiempo en que la economía de las familias se ve afectada y alterada la paz, y pareciera que el mundo fuera acabando poco a poco, refresquemos la fe en que Dios tiene el control y aun de esto El Señor nos mostrará algo sorprendente a los que en Él confiamos. Aprendamos a manejar las adversidades en nuestra vida con la ayuda del Espíritu Santo de Dios. Y la mejor manera es adorando a Dios, acompañándonos y ayudándonos unos a otros, especialmente a los más vulnerables y afectados por el mayor dolor, practiquemos la compasión.
Bendeciré a al Señor en todo tiempo;Su alabanza estará de continuo en mi boca.En el Señor se gloriará mi alma;Lo oirán los mansos, y se alegrarán.Salmo 34:2
Oramos: Señor amado nos declaramos incompetentes frente a todo lo que estamos viviendo y ante esto confiamos en que Tú tienes el control de todo, dejamos que tomes el timón de nuestra vida, enséñanos a postrarnos y a adorar en cualquier circunstancia que estemos viviendo, trae paz a cada hogar que confié en Ti. Señor extendemos nuestras manos y abrimos nuestro corazón para sostenernos unos a otros en la fe. Amén.

Pablo podía decir esas cosas porque él lo había hecho primero. Pablo era fiel a su ministerio y demandaba fidelidad en aquellos que servían a Dios.El fuego del Espíritu Santo encendía el corazón del apóstol con pasión por salvar las almas.
Compartamos el maravilloso mensaje del amor de Dios que nos ha Salvado, que ha rescatado nuestra vida del pecado, hablemos y mostremos con nuestra conducta el amor verdadero y la salvación eterna.
Al igual que Pablo y sus compañeros de ministerio pasamos por circunstancias difíciles, pruebas, tormentas, problemas, situaciones que nos golpearán, pero aun en medio de la tormenta debemos adorar a Dios. Pase lo que pase, alabamos a Dios. Job dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Señor dio, y el Señor quitó; sea el nombre del Señor bendito.” Job 1:2.Es ahí donde es probada nuestra fe, cuando adoramos aun cuando ya no quedan fuerzas, cuando las cosas van mal y no vemos la salida, es ahí donde se glorifica el amor y el poderío de Dios.
Es un tiempo en que, cuando las cosas no son como yo quiero entonces me alejo de Dios, me alejo de la iglesia, abandonó el ministerio que el Señor me dio, dejó mi familia… Justamente, es ahí, cuando las cosas no son como yo quisiera que se demuestra la fidelidad. Es llamativo, sorprendente, pero todavía sucede que hay cristianos que no son capaces de pagar el precio de la perseverancia y la muerte del yo.
En esta sección de la Palabra vemos que el hecho de estar encarcelados y heridos no silenció a Pablo y a Silas, aun en esos momentos ellos adoraban a Dios y eso permitía que otros corazones conocieran al Dios verdadero.
De la experiencia de Pablo y Silas aprendemos que las cosas se pueden poner peor, pero tenemos que permanecer firmes, podemos estar seguros que Dios tiene cuidado de cada uno de sus hijos y todas las circunstancias malas el Señor las transforma en bendición para muchos. Estando encarcelados Pablo y Silas, “sobrevino un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.”
En medio de la aflicción se pueden abrir muchas puertas para servir y bendecir. Dios transforma maldición en bendición.
El resultado de adorar a Dios en medio de la aflicción fue que se manifestó Su poder sobre sus vidas y las vidas de los que estaban alrededor de ellos. El carcelero y su casa se convirtieron al Señor. Las acciones de Dios en respuesta a la alabanza de su pueblo terminan en salvación de las almas.
La alabanza a Dios en medio de las circunstancias difíciles, adorar a Dios en medio de la noche más oscura, levantar nuestras manos caídas y darle a Dios toda gloria, honra y honor, trae una liberación poderosa que nos permite caminar en victoria. Manifestar que confiamos en Sus promesas y esperamos en Él nos fortalece y edifica a muchos. La verdad es que aun los creyentes tenemos grandes aflicciones pues vivimos en este mundo, y Jesús nos dijo: “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33. Es decir, Jesús en medio de cualquier situación difícil nos dará su paz y la fuerza para resistir, nuestra actitud debe ser adorar al Rey en todo tiempo. Luego, como sucedió con Pablo y Silas, se desatará el poder de Dios en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean.

“A la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, mientras los presos los escuchaban. De pronto hubo un terremoto, tan violento que los cimientos de la cárcel se estremecieron. Al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. El carcelero despertó, y cuando vio abiertas las puertas de la cárcel, sacó su espada y quiso matarse, pues pensaba que los presos habían huido. Pero con fuerte voz Pablo le dijo: «¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí!» Entonces el carcelero pidió una luz y, temblando de miedo, corrió hacia dentro y se echó a los pies de Pablo y de Silas; luego los sacó y les preguntó: «Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?» Ellos le dijeron: «Cree en el Señor Jesucristo, y se salvarán tú y tu familia.» Y les hablaron de la palabra del Señor a él y a toda su familia. A esas horas de la noche el carcelero los tomó y les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados; después los llevó a su casa y les sirvió de comer, y él y toda su casa se alegraron mucho de haber creído en Dios.”Hechos 16:25-34 RVC
Pablo y Silas fueron encarcelados por su servicio a Dios. Pablo sentía tanto amor y pasión por predicar el evangelio que no le importó ser maltratado, avergonzado, azotado y encarcelado por causa de Cristo. Años después el apóstol le escribe al pastor Timoteo, su hijo espiritual y le dice:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.”2 Timoteo 4:1-2, 5 RVR1960
Y cuando escribe la carta a los colosenses dice: “Díganle a Arquipo que se ocupe de cumplir el ministerio que recibió del Señor.”Colosenses 4:17 RVR1960