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FEJUBAMI

Sé un buen hijo

Sé un buen hijo

Serie: Divorcio para los hijos Ep. 2

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Reflexiones virtuales

La Mira - Lázaro Cárdenas, Vista Hermosa, La Mira, Mich., México

Sunday 1:00 PM

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Sé buen hijo

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Éxodo 20:12

En el devocional pasado, comprendimos cómo Dios puede usar cualquier circunstancia y transformarla en algo hermoso para su honra. En este devocional intentaremos comprender qué debemos hacer por nuestros padres cuando están pasando por una situación de divorcio o separación.

Muchos jóvenes llegan a preguntarse, ¿qué puedo hacer por mis padres si se divorciaron o piensan hacerlo?

La respuesta es: orar y ser un buen hijo. Ahora, orar por tus padres es parte de ser un buen hijo. Así que, ¿qué debemos orar? Y, ¿qué es ser un buen hijo? Bueno, la Biblia nos da una enseñanza clara de cómo es esto.

Pero antes de pasar a comprender cómo aplicar lo que nos dice Dios en Éxodo 20:12 sobre honrar a nuestros padres, es necesario comprender que como hijos no tenemos la culpa de su divorcio. Esto quizá parezca una obviedad, sin embargo, muchos hijos viven culpándose por ello, pues debemos comprender la culpa no como un desprecio hacia uno mismo por algún suceso en el que nos sintamos parte del daño, sino como sentirse responsable de algún mal.

Pues muchas veces, los hijos se responsabilizan de las acciones de sus padres y esto no debe ser así. La Biblia es clara al enseñar que son los padres los que deben responsabilizarse de las acciones de sus hijos, en Efesios 6:4 Dios ordena a los padres criar y disciplinar. Si uno cría es responsable de lo que hace con aquello que está criando, pero nunca al revés; el criado no puede ser responsable de su criador.

Nuestros padres terrenales tienen una autoridad sobre nosotros, no nosotros sobre ellos. Los padres son encargados de enseñar (Salmos 78:5-6), disciplinar (Proverbios 13:24), exhortar y consolar (1 Tesalonicenses 2:11-12). Los hijos, en cambio, están sujetos a sus padres (1 Timoteo 3:4). La función del hijo no es que enseñe, exhorte o consuele a sus padres, sin embargo, en algunas ocasiones esto ocurre. Dios puede usar a cualquier persona para hablar, con esto quiero decir que, si bien, Dios te puede usar para enseñar a tus padres eso no debe ser tu propósito, no debes buscar hacerlo. El hijo no disciplina al padre. Los padres tienen mucha razón en verse autoritarios y no querer escuchar el consejo de sus hijos, por lo que, si tu padre no te lo pidió o no te dio permiso de hacerlo mejor es abstenerse y respetar lo que te digan.

Nuestros padres no son nuestro ministerio, al menos no de la forma convencional que se entiende este término. En 2 Corintios 3:7, cuando se menciona la palabra “ministerio”, en griego es diakonía, que hace referencia al servicio. Tener un ministerio significa servir, y no es necesario ser el encargado de alguna labor para hacerlo. Entonces, si entendemos el ministerio como servicio, aquí se responde lo que preguntamos al principio, ¿cómo es ser un buen hijo? sirviendo a nuestros padres de la manera en la que Dios quiere que le sirvamos. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa (Efesios 6:2).

En el griego, honrar significa atender, fijar atención, apremiar derivándose de algo valioso o preciso. Lo interesante de este versículo y sus versículos inmediatos es que jamás tiene una cláusula de “a menos que…” en la que no debamos honrar a nuestros padres. Debemos honrar a nuestros padres y no hay razón para hacerlo mas que por el hecho de serlo; sin importar que se hayan separado, las razones de su divorcio, cómo se trataron e incluso cómo te trataron a ti. Lo que te toca hacer por ellos es dar prueba de respeto, tener una consideración especial hacia ellos, atender por su bienestar o seguridad, hacerlos dignos de honor. Esto no me lo estoy inventando, es el significado que cualquiera puede encontrar acerca de la “honra”.

Una de las mayores maneras en la que demostramos que honramos a nuestros padres es en obediencia (1 Timoteo 3:4) y demostramos que los amamos orando por ellos (Santiago 5:16). La oración no debe ser juzgándolos (Mateo 7:1), sino pidiendo misericordia a sus vidas y para que hagan la voluntad del Señor (Salmos 143:10).

Como hijos, debemos ser conscientes de que nosotros no podemos reprender a nuestros padres y que sus decisiones no serán nuestra responsabilidad. Como hijos, que los amamos y queremos lo mejor para ellos, lo único que está en nuestro poder es honrarlos, dando testimonio y orando por ellos.

Autor: Betsy Fernanda Espinoza Guerrero (2020) PIB Zamora, Mich.
Editora: Hernández I.

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