Dios en Casa: El Milagro Del Culto FamiliarMuestra

Servir juntos

El hogar cristiano no existe solo para sí mismo. Servir juntos —visitar, ayudar, dar— forma corazones sensibles. Cuando los hijos ven a sus padres servir, entienden el evangelio en acción.

Todavía recuerdo el primer folleto evangelístico que repartí con mi hija en brazos, también en Honduras. Conservo uno de esos folletos como un verdadero tesoro. Desde entonces, ella nos ha visto orar por personas, predicar en iglesias y servir a los necesitados. Todo esto lo hacemos de manera intencional, porque queremos que comprenda que nuestra vida encuentra su verdadero sentido en servir a Dios con todo lo que somos.

Nuestra familia debe tener como propósito central de su existencia darle gloria a Dios. Y lo hacemos sirviendo juntos, cada uno desde su lugar: ya sea en el trabajo, en la escuela, en la iglesia o en el hogar. Cada acción, cada decisión, cada esfuerzo, puede ser un acto de adoración y testimonio.

Además, queremos que nuestros hijos aprendan que servir a Dios no es solo un acto aislado, sino un estilo de vida. Que su mirada sobre el mundo esté marcada por el amor, la compasión y la entrega. Que descubran que la verdadera alegría y realización se encuentra cuando nuestra vida se alinea con la voluntad de Dios y buscamos reflejar Su carácter en todo lo que hacemos.

Desafío familiar: Elegir un pequeño acto de servicio familiar (visitar a alguien, cocinar para un necesitado, dar una ofrenda a alguien).
Ejercicio para niños: Pensar y dibujar cómo pueden ayudar a alguien en casa o en la iglesia.