Dios en Casa: El Milagro Del Culto FamiliarMuestra

Orar juntos cambia todo

La oración une más que cualquier conversación y cuando una familia ora, algo invisible ocurre: Dios habita entre ellos. La oración compartida enseña a los hijos que la dependencia no es debilidad, sino confianza. No hace falta usar palabras perfectas: solamente hablar con Dios.

En la oración podemos abrir el corazón delante del Señor. Podemos decirle lo que nos da miedo, y mostrarles a nuestros hijos que dependemos de Su fuerza, no de la nuestra.

Cuando oramos por un familiar enfermo, les enseñamos que nuestra esperanza no está en los médicos, ni en las circunstancias, sino en el poder sanador de Dios, que sigue haciendo milagros.

Y cuando oramos juntos aprendemos a resolver los conflictos. Es el lugar donde soltamos perdón, donde nos arrepentimos, y donde pedimos gracia y sabiduría para crecer como familia.

Porque orar juntos es declarar que nuestro hogar le pertenece al Señor. Que todo lo que pasa dentro de esas paredes está bajo Su soberanía, bajo Su guía, bajo Su control.


Desafío familiar: Cada integrante ora una frase sencilla por otro miembro de la familia.
Ejercicio para niños: Escribir o dibujar por quién quieren orar esta semana.