Dios en Casa: El Milagro Del Culto FamiliarMuestra

La fe comienza en casa

Dios nunca pensó la fe como algo que ocurre solo el domingo. En la Shemá, el Señor ordena a su pueblo hablar de su Palabra “en casa, al acostarse y al levantarse”. Cada familia es un pequeño espacio con Dios donde los hijos aprenden quién es el Señor mirando cómo viven sus padres.

Quizás sentís que ya pasó mucho tiempo, que tus hijos ya son grandes y no lo hiciste en el momento oportuno. Pero todavía estás a tiempo de transformar tu hogar en ese lugar donde toda la familia se reúne para adorar a Dios y conocerlo juntos.

Si tenés hijos pequeños, hoy es el mejor día para empezar. No esperes más: pueden comenzar con solo cinco minutos antes de dormir, o al comenzar el día, para buscar juntos la presencia de Dios.

Amo ver a mi hija aprender de Dios en la congregación. Pero ¿sabés algo? Creo que eso solo debería reforzar lo que ya hablamos y vivimos en casa.

Porque los momentos en los que oramos juntos —sentados, o de rodillas— cuando alguien está enfermo, o cuando sentimos miedo…esos momentos quedan grabados para siempre.

Leer la Biblia y actuar las historias para que su corazón las entienda, esos son mis momentos favoritos. Y todo esto nace de un compromiso. Un compromiso que empieza en el matrimonio.

Sí, a veces los horarios, el cansancio o los compromisos nos ganan… y no siempre logramos orar los tres juntos. Pero hay algo que no se negocia: el altar familiar.

Hacelo innegociable. Porque el altar familiar es nuestro llamado. Es nuestro primer ministerio. No le des lugar al enemigo.

No permitas que el mundo discipule a tus hijos.
Hacelo vos.
Empezá hoy...

Desafío familiar: Elegir un horario y lugar fijo para comenzar el culto familiar.
Ejercicio para niños: Dibujar a la familia reunida orando o leyendo la Biblia. ¡Veamos que ocurrencias tienen!