Discipulado Simple: Seguir a Jesús en la era digital y de la prisaMuestra

Día 6 – El carácter del discípulo
Seguir a Jesús no consiste solo en aprender sus enseñanzas, sino en parecerse a Él.
El discipulado no se trata de imitar lo que Jesús hizo externamente, sino de permitir que su vida se forme internamente en nosotros. La meta no es la perfección moral, sino la transformación del corazón.
Desde el principio, Dios tuvo un propósito claro para quienes lo siguen: “Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29, NVI).
El discipulado es precisamente ese proceso: dejar que el Espíritu Santo nos moldee hasta que el carácter de Cristo se refleje en nuestras actitudes, palabras y decisiones.
Jesús no está buscando admiradores, sino reflejos. Personas que no solo hablen de Él, sino que vivan como Él. Y eso ocurre cuando la presencia de Cristo pasa del intelecto al corazón, del corazón al carácter, y del carácter a la acción.
El carácter del discípulo se forma en lo cotidiano.
Mientras el mundo exalta lo visible, Jesús trabaja en lo invisible. Nos forma en el silencio, en la espera, en las decisiones pequeñas que nadie ve. Por eso, seguirlo no es un camino de popularidad, sino de profundidad.
Cada día, el Espíritu Santo usa circunstancias comunes para producir en nosotros la semejanza de Cristo.
Pablo describe este fruto de manera clara: “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio” (Gálatas 5:22–23, NVI).
No se trata de habilidades espirituales, sino de un carácter que refleja el corazón de Jesús. Y ese fruto no se obtiene por esfuerzo, sino por permanencia. El carácter de Cristo crece en nosotros cuando permanecemos conectados a Él.
El discipulado, entonces, no es solo un cambio de conducta, sino una renovación interior.
Dios no busca apariencia, sino autenticidad. Jesús confrontó constantemente a los fariseos porque se veían correctos, pero su interior estaba vacío. El verdadero discípulo vive desde dentro hacia afuera. Cuando el corazón es transformado, las acciones cambian naturalmente.
Esto tiene implicaciones prácticas. Un discípulo no reacciona igual que el mundo ante la injusticia o el conflicto.
Ama cuando sería más fácil odiar. Perdona cuando tiene razones para no hacerlo. Sirve cuando nadie más quiere servir. Ese tipo de carácter no se fabrica, se forma. Y la formación duele, pero produce belleza.
Colosenses 3:12 lo dice así: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia” (NVI).
El verbo “revístanse” indica acción constante: no es algo que ocurre una vez, sino una decisión diaria.
Cada día elegimos reflejar a Cristo o reflejar al mundo. Y cada decisión forma en nosotros una imagen: o la nuestra, o la suya. Jesús no busca discípulos perfectos, sino disponibles. Personas que lo amen lo suficiente como para dejarse moldear.
El carácter de Cristo no se impone, se desarrolla con paciencia. Dios no está apurado. Él forma lentamente, con amor y fidelidad.
Quizás hoy no veas grandes resultados espirituales, pero no subestimes lo que Dios está haciendo en silencio.
Cada día que eliges obedecer, perdonar o servir, estás siendo transformado a su imagen. Y esa es la marca más visible de un verdadero discípulo.
Llamado a la acción
- Ora: Pide al Espíritu Santo que te revele un área de tu carácter que Él desea transformar.
- Medita: ¿Qué aspecto de la vida de Jesús te cuesta reflejar? Escríbelo.
- Practica: Elige una virtud del fruto del Espíritu y aplícala intencionalmente hoy.
- Agradece: Dale gracias a Dios por no rendirse contigo. Él sigue formando su imagen en ti.
Acerca de este Plan

Este plan devocional de 14 días, basado en el libro Discipulado Simple: Seguir a Jesús en la era digital y de la prisa de Felipe Echeverri, te invita a redescubrir la esencia del seguimiento a Jesús en medio del ruido y la prisa moderna. A través de reflexiones profundas y prácticas, aprenderás a vivir una fe sencilla, relacional y transformadora, centrada en amar a Dios, amar a las personas y hacer discípulos.
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Nos gustaría agradecer a Felipe Echeverri por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.martepodcast.com/discipuladosimple









