Detrás del telón: servir con gracia en lo invisibleMuestra

Permanecer en unidad entre bambalinas
La armonía detrás de escena
Detrás del telón hay un lenguaje que no necesita palabras: miradas que coordinan, gestos que comprenden, manos que se extienden sin pedir ayuda. Cada persona cumple una función distinta, pero todas trabajan con un mismo propósito. Esa sincronía invisible es lo que permite que todo fluya en el escenario. Sin ella, el resultado sería ruido y confusión.
Jesús oró al Padre diciendo: «Que todos sean uno, como Tú y Yo somos uno». No fue una oración por uniformidad, sino por unidad. Ser uno no significa pensar igual, sino amar igual. La verdadera unidad no se logra cuando todos hacen lo mismo, sino cuando cada quien hace su parte con el mismo espíritu. Detrás del telón, esa unidad es lo que transforma el esfuerzo en adoración y el trabajo en testimonio.
Más que un equipo, un cuerpo
El apóstol Pablo comparó a la iglesia con un cuerpo: muchos miembros, una sola vida que los recorre. En un concierto, es igual. Hay quienes afinan instrumentos, otros colocan micrófonos, algunos organizan sillas o reciben a los invitados. Ninguno puede hacerlo todo solo, pero juntos reflejan la belleza de un Dios que trabaja en comunidad.
Entre bambalinas, la unidad no se mide por lo bien que coincidimos, sino por la gracia con que aprendemos a convivir. A veces habrá desacuerdos, cansancio o diferencias. Pero la madurez espiritual se muestra cuando elegimos preservar la paz. Efesios dice: «Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz». Esa palabra —esfuércense— nos recuerda que la unidad no es algo automático; se cultiva, se protege, se cuida.
Cuando servimos con humildad y empatía, las tensiones se disuelven. La armonía entre bambalinas se convierte en un eco del cielo, donde cada voz, cada paso, cada nota encuentra su lugar.
Practica:
Hoy, ora por las personas con las que sirves. Agradece por sus dones, incluso por aquellos que son distintos a los tuyos. Si algo te ha incomodado o herido, entrégaselo a Dios antes de hablar. Pídele que te enseñe a ver a los demás con Sus ojos y a servir con paciencia.
«Papá, ayúdame a ser un hilo que une, no uno que separa. Que mis palabras edifiquen y mis gestos promuevan paz».
También puedes buscar un pequeño gesto de reconciliación: una sonrisa, una nota de agradecimiento, una ayuda inesperada. Los actos sencillos restauran lo que las palabras a veces no logran.
Reflexiona:
¿Qué puedes hacer esta semana para fortalecer la unidad en el equipo con el que sirves, y cómo podrías ser un instrumento de reconciliación donde haya tensión?
Ora:
Papá, gracias por el privilegio de servir en comunidad. Enséñanos a permanecer en unidad, incluso cuando haya diferencias. Que entre bambalinas se escuche la melodía de tu amor, y que nuestra armonía refleje la comunión que tú tienes con el Padre. Ayúdanos a recordar que no se trata de quién brilla más, sino de que juntos hagamos brillar tu nombre. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

Detrás del telón ocurren cosas que el público nunca ve: manos que preparan, corazones que oran, miradas que sirven con amor. Este devocional busca recordarnos que el servicio más puro sucede en lo oculto, donde no hay reflectores, pero sí propósito. Cada gesto, detalle y oración silenciosa forma parte de la obra que Dios revela al mundo para Su gloria. Inspirado en el grupos de voluntarios durante la preparación para el concierto de Adorarte Sinfónico, edición 2025.
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Nos gustaría agradecer a Denisse Esparza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/deniiesp









