Detrás del telón: servir con gracia en lo invisibleMuestra

Preparar el corazón antes que el escenario
El verdadero ensayo
Cada presentación tiene su ensayo. Cada canción, su afinación. Cada escenario, su preparación. Pero antes de colocar una silla, ajustar un cable o revisar una lista, hay un espacio que debe alistarse primero: el corazón. Detrás del telón, el trabajo más importante no siempre es el visible, sino el que sucede dentro de nosotros.
David, en medio de su dolor, no pidió un nuevo instrumento ni un nuevo público; pidió un nuevo corazón. Porque entendió que el servicio más puro no se trata de actuar con perfección, sino de ministrar desde la verdad. Cuando el corazón está en orden, el resto encuentra su lugar.
Preparar el corazón antes del escenario es permitir que Dios afine nuestras intenciones. Es preguntarnos: ¿para quién estoy sirviendo?, ¿por qué deseo hacerlo bien?, ¿qué emoción me mueve hoy? El Señor no solo ve lo que hacemos, sino cómo lo hacemos y desde dónde lo hacemos.
Afinar el alma
A veces llegamos al servicio cansados, preocupados o con el corazón enredado por cosas que no hemos resuelto. Pero el amor de Dios es tan paciente que siempre nos da oportunidad de volver a afinar. Él no nos pide perfección, sino disposición. Quiere servidores que reconozcan su necesidad y se dejen limpiar por Su gracia.
Jesús les dijo a sus discípulos que sin Él nada podían hacer. Era un recordatorio de dependencia, no de incapacidad. Así también nosotros, antes de cualquier tarea, necesitamos detenernos a conectar nuestro espíritu con el suyo. Solo así podremos servir con gozo genuino y no con rutina vacía.
Preparar el corazón es como limpiar el instrumento antes de tocar: el sonido puede salir de todos modos, pero solo brilla cuando se ha cuidado el interior. El servicio sin oración puede funcionar externamente, pero se agota pronto. En cambio, cuando el corazón está alineado con Dios, cada acción vibra con una belleza diferente.
Practica:
Antes de cada acto de servicio, toma un momento de silencio. Cierra los ojos y pídele a Dios que revise tu interior. Puedes orar así:
«Papá, purifica mis motivaciones. Si hay cansancio, renueva mis fuerzas. Si hay orgullo, enséñame humildad. Si hay distracción, recuérdame tu propósito».
Después de esa breve oración, imagina que estás afinando tu alma, como quien ajusta las cuerdas de un instrumento antes de un concierto. Hazlo con calma. Esa pausa, aunque parezca pequeña, marcará la diferencia en todo lo demás.
Reflexiona:
¿Qué emociones o pensamientos necesitas entregar hoy para que tu servicio nazca desde un corazón limpio y dispuesto?
Ora:
Papá, antes de servirte quiero preparar mi corazón. No quiero hacerlo por costumbre, sino por amor. Purifica mis intenciones y renueva mi espíritu para que cada cosa que haga —por sencilla que sea— sea un reflejo de tu gracia. Que mi servicio no comience cuando se abre el telón, sino cuando me rindo a ti en lo secreto. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

Detrás del telón ocurren cosas que el público nunca ve: manos que preparan, corazones que oran, miradas que sirven con amor. Este devocional busca recordarnos que el servicio más puro sucede en lo oculto, donde no hay reflectores, pero sí propósito. Cada gesto, detalle y oración silenciosa forma parte de la obra que Dios revela al mundo para Su gloria. Inspirado en el grupos de voluntarios durante la preparación para el concierto de Adorarte Sinfónico, edición 2025.
More
Nos gustaría agradecer a Denisse Esparza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/deniiesp









