Ley en Mis MiembrosMuestra

Manipulando al humano

Notemos que el diablo vence a Adán y Eva no en el nivel espiritual donde ellos caminaban con Dios, sino en su naturaleza humana. Adán y Eva disfrutaban de una comunión directa con su Creador, en un ambiente lleno de vida, belleza y armonía. Sin embargo, el enemigo no los atacó en el ámbito de su relación con Dios, sino en los miembros de su cuerpo, en sus sentidos, en su mente y en su voluntad. Los manipuló desde lo humano.

El enemigo es un maestro en aprovechar la debilidad de la naturaleza caída. Desde el principio entendió que no podría derrotar al ser humano en el nivel espiritual mientras permaneciera en comunión con Dios, así que buscó romper esa conexión usando lo que ellos ya tenían: su humanidad. De esta manera, manipula lo natural para corromper lo espiritual.

El diablo usa los oídos de Eva, susurrando palabras que contradicen la voz divina: "Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal." GÉNESIS 3:4-5 RVR1960

Esa voz extraña siembra duda, la raíz de toda manipulación. Luego usa los ojos de Eva, atrayéndola por medio del deseo: "Vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría". Los ojos, que fueron creados para admirar la gloria de Dios, ahora codician aquello que Él había prohibido por amor.

Después, penetra la mente, introduciendo pensamientos que alteran la percepción de la realidad. Lo que antes era un límite protector, ahora parece una restricción injusta. El enemigo distorsiona el significado del amor de Dios, haciéndolo parecer una cárcel, cuando en verdad era la libertad suprema.

Acto seguido, activa las emociones de Eva. Deseo, curiosidad, orgullo y anhelo se combinan para debilitar su voluntad. Las emociones, originalmente puras, se vuelven el canal perfecto para el engaño. Y finalmente, toma control de la voluntad, el último bastión del alma. La mujer, convencida y dominada por el deseo, extiende su mano, toma el fruto y lo come. Luego lo ofrece a su esposo, quien también participa.

El diablo había logrado su objetivo: manipular los miembros de su cuerpo y someter su naturaleza a la desobediencia. Los pies caminaron hacia el árbol prohibido; los brazos y manos tomaron el fruto; la boca, los dientes y la lengua participaron en el acto; y finalmente, su vientre se llenó de aquello que los vació espiritualmente.

El resultado fue inmediato: "Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales." GÉNESIS 3:7 RVR1960. La manipulación del diablo los llevó a un mundo totalmente diferente al diseñado por Dios. Perdieron la inocencia, la paz y la plenitud, y entraron en el caos de la vergüenza, la culpa y la separación.

Esta historia se repite hasta hoy. El enemigo sigue usando la misma estrategia, porque sigue siendo efectiva. Manipula al humano usando lo que el humano posee: sentidos, emociones, pensamientos y deseos. Observa nuestras vulnerabilidades, identifica las grietas y las aprovecha para introducir mentiras disfrazadas de “sabiduría”.

El diablo no necesita inventar nuevas tácticas; simplemente perfecciona las antiguas. Sabe que lo que una vez funcionó en el Edén sigue funcionando en la actualidad. Por eso, su ataque no es frontal, sino sutil y progresivo. No destruye de inmediato: primero distrae, luego convence, después seduce y finalmente esclaviza.

La caída de Adán y Eva no comenzó en el árbol, sino en el pensamiento. Y nuestra caída también inicia cuando permitimos que el enemigo manipule nuestra percepción. Cuando lo que Dios dijo deja de tener peso en nuestro interior y cuando lo que deseamos comienza a tener más voz que Su palabra, estamos abriendo la puerta a la manipulación.

El diablo sigue buscando hoy nuestra naturaleza, nuestro punto débil, el lugar donde somos más humanos y menos espirituales. Quiere usar nuestra mente, emociones, cuerpo y voluntad para sabotear el propósito divino. Pero así como el enemigo manipuló al primer Adán, el segundo Adán —Cristo Jesús— venció toda manipulación. Él resistió cada tentación, obedeció hasta la muerte y nos devolvió la autoridad para dominar sobre el pecado y sobre nuestra propia naturaleza.

Pregunta para Reflexionar

¿Has identificado áreas en tu vida donde el enemigo ha manipulado tus pensamientos, emociones o decisiones a través de lo “natural”? ¿Qué sentido tiene hoy para ti rendir esos “miembros” al Espíritu Santo?

Oración

Señor Jesús, reconozco que muchas veces he sido manipulado por mi propia naturaleza y por las mentiras del enemigo. Hoy decido rendirte mi mente, mis ojos, mis oídos, mis emociones y mi voluntad. Enséñame a escuchar solo Tu voz y a discernir los engaños que buscan separarme de Ti. Lléname de Tu Espíritu Santo para que cada parte de mi ser te obedezca en amor. Gracias porque en Ti tengo poder para vencer la manipulación del mal y vivir conforme a la verdad. En el nombre de Jesús, amén.