Ley en Mis MiembrosMuestra

Realidad espiritual

Es importante seguir reflexionando sobre las paredes intermedias de separación, porque el oportunismo del diablo es permanente. Su estrategia no descansa, su propósito es claro: atacar y tratar de destruir la creación más valiosa de Dios, el ser humano. Lo hace no solo desde afuera, sino desde adentro, aprovechándose de nuestra naturaleza humana caída. Su arma más peligrosa no son sus poderes limitados, sino nuestra propia naturaleza desordenada, que puede convertirnos en sus esclavos.

El apóstol Pablo lo dejó muy claro cuando dijo: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." EFESIOS 6:12 RVR1960

Esta guerra espiritual no es simbólica, es una realidad espiritual. Las fuerzas de maldad operan constantemente, buscando dominar mentes, emociones y voluntades. La humanidad entera está bajo el ataque de estas influencias invisibles. Muchos las desconocen; otros las ignoran; algunos las usan con fines perversos para maldecir, manipular o destruir; y un pequeño grupo ha sido alumbrado por la luz del nuevo nacimiento en Cristo Jesús. Este grupo, aunque reducido, no ha bajado la guardia. Se mantiene firme, como un ejército espiritual que lucha día a día, revestido con la armadura de Dios, sabiendo que su batalla no es humana, sino sobrenatural.

El mundo espiritual y sus amenazas son reales. Aunque no las veamos, su impacto se refleja en la conducta, las emociones, los pensamientos y las decisiones del ser humano. Por eso, esta guerra invisible debe ser confrontada desde nuestra propia naturaleza. Pablo lo llamó “la ley en mis miembros”: una fuerza interna que lucha contra la ley de Dios, intentando someternos al pecado. "pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros." ROMANOS 7:23 RVR1960

El enemigo utiliza esa ley interna —nuestros deseos, pasiones y debilidades— como campo de batalla. Así venció a los primeros seres humanos. Adán y Eva no fueron derrotados por un poder externo, sino por su propia decisión interna. Cedieron ante la tentación, violando la ley espiritual que regulaba sus deseos, y abrieron la puerta al desorden moral, emocional y espiritual de toda la humanidad.

Pero donde el primer Adán cayó, el segundo Adán —Jesucristo— triunfó. Jesús, siendo Dios, se despojó de Su gloria, tomó forma humana y se sometió voluntariamente a la condición que nosotros habitamos. No venció al diablo desde Su divinidad, sino desde Su humanidad obediente. "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." FILIPENSES 2:5-8 RVR1960

Jesús venció al diablo en el mismo terreno donde nosotros habíamos sido derrotados: en la carne. No porque Su carne fuera diferente, sino porque Su voluntad estaba totalmente sujeta al Padre. Allí radica la verdadera victoria: cuando la obediencia vence al deseo, cuando la humildad derrota al orgullo, cuando la fe vence al miedo.

Por eso, la realidad espiritual no debe ser ignorada, temida ni negada. Debe ser discernida. No podemos luchar con armas humanas una guerra espiritual. Necesitamos reconocer las estrategias del enemigo, pero también afirmar nuestra posición en Cristo. Él ya nos dio autoridad, poder y victoria sobre toda fuerza de maldad. El mismo Espíritu que resucitó a Jesús de los muertos vive en nosotros, capacitándonos para resistir y vencer la ley del pecado que opera en nuestros miembros.

Pregunta para Reflexionar

¿Estás consciente de la realidad espiritual que te rodea y de la guerra que se libra en tu interior entre la ley del Espíritu y la ley del pecado? ¿Qué áreas de tu vida necesitan ser rendidas completamente a la autoridad de Cristo?

Oración

Señor Jesús, reconozco que mi lucha no es contra carne ni sangre, sino contra fuerzas espirituales de maldad que buscan separarme de Ti. Hoy me someto a Tu autoridad y rindo cada área de mi vida a Tu gobierno. Ayúdame a discernir las trampas del enemigo y a vivir en obediencia, lleno de Tu Espíritu. Gracias por haber vencido al diablo en mi lugar y por darme la victoria en la cruz. Fortalece mi mente, mis emociones y mi voluntad para vivir en libertad y en la realidad espiritual de Tu Reino. En Tu nombre, Jesús, amén.