Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

En este duro salmo imprecatorio, el salmista, traicionado y acusado falsamente, derrama su angustia ante Dios. En el Nuevo Testamento, Pedro aplica específicamente la porción sobre el traidor (versículos 6-19) a Judas Iscariote, el que traicionó a Jesús. Por lo tanto, el salmo se convierte en una profecía del sufrimiento del Siervo justo a manos de sus enemigos y, en particular, de la traición de uno de sus propios compañeros. El clamor final es una petición de ayuda basada no en la justicia propia, sino en la misericordia y el amor del nombre de Dios.

Equipamiento

Este salmo nos equipa para gestionar el dolor de la traición de una manera santa. Nos forma para llevar nuestras quejas y nuestro deseo de justicia directamente al trono de Dios, en lugar de permitir que el resentimiento y la venganza envenenen nuestro corazón. Aprendemos que rendir nuestra causa a Dios nos libera, permitiéndonos descansar en su juicio perfecto y su misericordia transformadora.

Al Corazón

Cuando soy herido injustamente, ¿a quién acudo primero: a mis pensamientos de venganza, a desahogarme con otros o a Dios en oración?

¿Estoy permitiendo que el resentimiento crezca en mi corazón, o estoy entregando activamente mi causa a Dios, confiando en su justicia como lo hizo Cristo?

Misión

Hoy tienes el desafío de aplicar la misericordia que transforma. Toma un tiempo para orar específicamente por aquellos que te han herido profundamente. No tienes que sentir ganas de hacerlo, pero al entregar esa causa a Dios en oración, eliges la libertad sobre la amargura. Confía en que Él es tu defensor y deja que la justicia esté en sus manos.