Fortalece Tu Fe #7 Bautizado Con El Espíritu SantoMuestra

Reconocerse necesitados
Si deseas realmente recibir el bautismo en el Espíritu Santo, el segundo paso es el arrepentimiento.
En el día de Pentecostés, después de que Pedro habló, la gente preguntó: “¿Qué debemos hacer?” Y él respondió claramente: “Arrepentíos” (Hechos 2:38 RV).
El pecado es lo contrario del amor. Y el Espíritu Santo es amor. Por lo tanto, si queremos que el Espíritu llene nuestra vida, primero debemos vaciarla de aquello que lo mantiene lejos. El arrepentimiento es precisamente esto: hacer espacio a Dios, reconociendo con humildad el mal que hemos hecho, y deseando una verdadera transformación.
Pero atención: hay un arrepentimiento verdadero y uno falso.
El falso busca excusas, minimiza, se justifica, o hace lo mínimo indispensable solo para sentirse mejor un momento. Es un arrepentimiento “de fachada”, que no cambia realmente nada. Tal vez incluya una oración fría o una confesión superficial, pero no toca el corazón.
El arrepentimiento verdadero, en cambio, es profundo. Nos pone delante de la verdad de nosotros mismos, incluso cuando duele. Tiene el valor de la sinceridad, la necesidad de abrirse completamente, de reconocer sin filtros los propios errores. Lleva a una verdadera humildad, a un deseo concreto de cambiar. Empuja a orar con pasión y a hacer una confesión que deja huella.
Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8 RV).
Y cuando el corazón se purifica a través del arrepentimiento, Dios entra. Entra con Su Espíritu, con Su presencia viva y poderosa.
El arrepentimiento verdadero abre la puerta a la gracia. Es como cavar en profundidad, para permitir que Dios plante allí Su vida, Su amor, Su Espíritu. Sin este paso, todo lo demás se queda en la superficie.
¿Quieres ser bautizado en el Espíritu? Entonces empieza desde el corazón: pide perdón con sinceridad... y prepárate para ser lleno.
Escrituras
Acerca de este Plan

El bautismo en el Espíritu Santo es una de las experiencias más extraordinarias y transformadoras que un creyente puede tener. No se trata de teoría ni religiosidad, sino del poder y la vida que descienden del cielo para llenar el corazón. En este programa, descubriremos qué significa recibir el Espíritu, cómo eliminar los obstáculos que lo impiden y el impacto que tiene en nuestra vida diaria: paz, fuerza, valentía y libertad. Es una promesa para todos, sin excepción. Abre tu corazón... ¡el Espíritu es para ti!
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Nos gustaría agradecer a Carmelo Orlando por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.gesuilnazareno.org
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