Íntimos De JesúsMuestra

¿Multitud, seguidor o amigo?

“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer" (Juan 15:15 RVR1960).

“David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana" (Marcos 12:37 RVR1960).

Reflexión: A Jesús lo rodeaban muchos… pero no todos lo conocían. Había niveles de cercanía, y cada nivel revelaba el corazón de quienes lo seguían:

• La multitud lo admiraba. Iban por los milagros, por el pan multiplicado, por la esperanza que traía. Le seguían de buena gana, pero muchos de ellos también gritaron “¡Crucifícale!” cuando el ambiente cambió.
• Los seguidores lo escuchaban. Estaban atentos a su enseñanza, lo defendían con palabras, pero no siempre estaban dispuestos a pagar el precio del seguimiento total.
• Los discípulos lo obedecían. Dejaron sus redes, sus casas, sus agendas. Renunciaron a todo por seguirle… pero incluso ellos, en momentos de prueba, titubearon.
• Los amigos conocían su corazón. A ellos les reveló los secretos del Padre. A ellos les confió sus dolores. Con ellos compartió no solo palabras, sino silencios sagrados.

Jesús no rechazó a nadie, pero no todos eligieron avanzar en cercanía. Él sigue siendo accesible a todos, pero la intimidad es una puerta que se abre solo desde nuestro lado. Muchos hoy se conforman con escuchar de lejos. Otros quieren servir, pero no intimar. Pero hay un llamado más alto: ser amigo de Dios, como Abraham, como Moisés, como Juan.

No por mérito, sino por hambre. No por posición, sino por pasión.

Preguntas de Reflexión: ¿Dónde estoy en mi relación con Jesús? ¿Lo admiro desde lejos, lo sirvo desde la obediencia… o me he sentado a escucharlo como amigo?

Oración: Jesús, no quiero quedarme en la multitud. No quiero seguirte solo cuando todo es fácil. Hazme tu amigo. Enséñame tu corazón. Quiero caminar contigo, en lo cotidiano y en lo eterno. Amén.

Desafío Práctico:

Haz una lista honesta de cómo inviertes tu tiempo con Jesús: ¿Lo buscas sólo cuando hay necesidad? ¿Lo escuchas regularmente? ¿Tienes momentos de comunión íntima?

Luego, marca un paso concreto que darás esta semana para profundizar tu amistad con Él.