La naturaleza de la evangelización (Primera parte)

La lectura de hoy es la Sección 4 del Pacto de Lausana: La naturaleza de la evangelización. Lea aquí.

Evangelizar es difundir la buena noticia de que Jesucristo murió por nuestros pecados y fue resucitado según las Escrituras, y que ahora, como el Señor que reina, ofrece el perdón de los pecados y los dones liberadores del Espíritu Santo a todos los que se arrepienten y creen.

La definición de evangelización

La palabra «evangelización» proviene de un término griego que significa «traer o difundir buenas noticias». Es imposible hablar de evangelización sin definir el contenido de esa buena noticia. En esencia, la buena noticia es Jesús mismo. Si transliteráramos Hechos 8:35, diríamos que Felipe «le evangelizó a Jesús», es decir, le anunció las buenas noticias de Jesús.

Pero ¿cuál es la buena noticia de Jesús? El Pacto de Lausana la resume como lo hizo Pedro en Hechos (especialmente 2:22-39) y como lo hizo Pablo en 1 Corintios 15.

• Primero, el evangelio comienza con la muerte y resurrección de Jesús. Los apóstoles se centraron en la buena noticia de que Jesucristo murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos. Su muerte y resurrección fueron eventos reales e históricos, pero también significativos. A través de su muerte, Cristo cargó con la condenación de nuestro pecado y aseguró nuestra justificación; su resurrección demostró que este sacrificio había sido aceptado (Romanos 4:25; 1 Corintios 15:17-19).
• Segundo, los testigos de estos acontecimientos fueron los profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento. Los apóstoles citaron del Antiguo Testamento, enfatizando: «Somos testigos de estas cosas». Predicaron la muerte y resurrección de Jesús «según las Escrituras» (1 Corintios 15:3-4). Debemos ser fieles al Jesús auténtico, histórico y bíblico, presentado en las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
• Tercero, la buena noticia incluye lo que Jesús ofrece ahora. Exaltado a la diestra de Dios, Jesús tiene la autoridad única para ofrecer el perdón de los pecados (eliminando la culpa y llevándonos a la familia de Dios), y el don del Espíritu Santo, que nos libera del egocentrismo para vivir para Dios y para los demás.
• Cuarto, estos dones se reciben mediante el arrepentimiento y la fe, al alejarnos del pecado, las mentiras y los ídolos, y confiar en Jesús como el único Salvador.

Este es el núcleo inmutable del mensaje de los apóstoles: los eventos, los testimonios, la oferta y la respuesta. Nunca debemos desviarnos de él.

Reflexión:

¿Qué parte del núcleo del evangelio —los acontecimientos, los testigos, la oferta o la respuesta— lo desafía o lo anima más hoy en día?

Oración:

Señor Jesús, mantenme fiel a la verdad de tu evangelio y valiente para compartirla con claridad y amor.