Una Nueva Humanidad: La Misión en EfesiosMuestra

Día 2: Efesios 2:1–22 (NTV)
Efesios 2 contrasta nuestra anterior condición espiritual desesperanzada con la nueva identidad maravillosa que tenemos en Cristo, los privilegios de salvación que son nuestros y las nuevas relaciones que se nos han dado. Lo hace desde dos ángulos distintos. En cada situación podemos afirmar que las cosas antes eran de una forma (vs. 3, 11), pero que ahora son diferentes por la obra de Dios y su Hijo Jesús (vs. 4, 13). En Efesios 2:1–10, Pablo enfatiza el estado de cada individuo sin Cristo y la vida espiritual que los creyentes ahora experimentan. Podríamos decir que el énfasis recae en la relación “vertical” (tú y Dios). En Efesios 2:11–22, el énfasis está en los pueblos (judíos y gentiles) y su cambio de relación el uno con el otro y con Dios. En esta parte hay un poco más de interés en las relaciones “horizontales” (nosotros y otros, nosotros y Dios).
¿Qué podemos aprender de este capítulo en relación con la misión? Las personas que buscamos alcanzar están espiritualmente muertas por el pecado (vs. 1, 3) y por la influencia del líder de los poderes del mundo invisible (v. 2). Nuestro trabajo no es levantar a los muertos espirituales—nosotros no podemos “convertirlos”. ¡Pero Dios lo puede hacer! Él lo hace por su gran amor, misericordia y gracia para con los seres humanos (vs. 4, 7) y esta debe ser también nuestra motivación. Tenemos que mostrarles que la salvación es un regalo de Dios; no lo podemos ganar o merecer. Sin embargo, un regalo se te puede ofrecer pero no lo recibes hasta que extiendas los brazos para recibirlo. Una persona tiene que responder con fe a la oferta divina para poder experimentar la nueva vida.
Un aspecto único de Efesios es la manera en que Pablo crea una serie de palabras compuestas en griego que empiezan con el prefijo “junto con”: la vida de resurrección solo es posible junto con Cristo (v. 5); hemos sido levantados y sentados junto con Cristo en los lugares celestiales (v. 6). Puesto que estamos unidos a Cristo, compartimos lo que él experimentó, y también compartimos con él la nueva vida en comunidad como su pueblo. Él ha preparado buenas obras para que las hagamos (v. 10), incluyendo la misión, pero nuestra vida espiritual se sostendrá única y exclusivamente por medio de la vida de él.
Necesitamos ayudar a las personas a entender que sin Dios, no hay esperanza, solo separación (v. 12). Sin embargo, en Cristo, las barreras entre personas se caen; los grupos antagónicos son reconciliados los unos con los otros y con Dios, y la paz reina, puesto que Cristo—el Rey—es nuestra paz (vs. 14–17). Sea cual sea el trasfondo cultural, racial o religioso, Dios ha creado una sola nueva humanidad (v. 15) que trasciende todas esas distinciones. ¡Estas son buenas y maravillosas nuevas para los pueblos de un planeta dividido! En un mundo donde tantos se sienten solos, aislados y alienados, los que antes eran extraños y ajenos a Dios ahora pueden ser ciudadanos de su reino y miembros de su familia junto con su pueblo (v. 19). Son unidos y edificados junto con él en un templo en constante crecimiento, en el cual Dios habita por su Espíritu y donde Cristo está en el centro (vs. 20–22). Antes estábamos sin Dios; ahora podemos experimentar comunión con la Trinidad: a través de Jesús, en el Espíritu, cerca del Padre (v. 18). Este es un mensaje que todas las personas necesitan oír.
Escrituras
Acerca de este Plan

Efesios presenta un maravilloso retrato de unidad cósmica, que comienza con una nueva humanidad multicultural: la iglesia. Jesús reina por encima de todos los poderes que amenazan con dominar nuestras vidas. Él es quien nos une, los unos con los otros y con Dios. En esta serie de seis días, aprenderemos cuál es la meta de la misión de Dios, el papel de la iglesia en su cumplimiento y cómo nosotros participamos en ella.
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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: onemissionsociety.org









