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Una Nueva Humanidad: La Misión en Efesios

DÍA 1 DE 6

Día 1: Efesios 1:1–23 (traducción utilizada Reina Valera 1960)

Efesios 1:3–14 es una explosión de alabanza. El corazón de Pablo rebosa con tanto gozo que ni pausa para respirar — ¡los catorce primeros versículos son una sola frase en griego! La gracia abundante de Dios se refleja en las frases detalladas del apóstol (vv. 6–8, 18–19). El alcance amplio de las bendiciones y el plan de Dios también se refleja en el uso constante de palabras como “todo”, “todos” y “cada”.

¿Qué podemos aprender de Efesios 1 sobre la misión? Primero: Esta es la misión de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu están prominentemente presentes en este pasaje. Esta palabra de verdad (el evangelio de salvación, v. 13) resalta que la elección de Dios precede a cualquier acción nuestra. Hemos respondido a la oferta divina de gracia, y anhelamos que otros respondan al evangelio mientras oramos por ellos y les testificamos. Sin embargo, Dios es el que elige a las personas “desde antes de la fundación del mundo” (v. 4); él es quien predestina y propone. La responsabilidad por la salvación no descansa en nosotros. No obstante, Dios nos ha revelado el misterio de su voluntad y desea que todas las personas le conozcan a él y sus bendiciones, por medio de su Espíritu.

En segundo lugar, todas las bendiciones de nuestra salvación se hallan en Cristo. De hecho, Jesús aparece en casi todos estos catorce versículos iniciales y en la mayoría de los versículos en el resto del capítulo. Se nos dice que estas bendiciones se hallan “en los lugares celestiales” (v. 3), donde Cristo está (v. 20). ¿Se refiere esto a “el cielo”? No es muy probable, dado que las bendiciones son disponibles ahora y que más adelante se nos dice que “las huestes espirituales de maldad” habitan en los lugares celestiales (6:12). Pablo está hablando de una dimensión espiritual o celestial que coexiste con esta dimensión terrenal—¡y tenemos acceso a ella aquí y ahora! Somos empoderados para participar en la misión de Dios al estar unidos con Cristo.

Tercero: La salvación es mucho más que “ir al cielo cuando morimos”. Somos perdonados y liberados en esta vida por la obra de la cruz (v. 7). Hemos sido adoptados en la familia de Dios (v. 5), y por ende, tenemos todos los derechos y privilegios de los hijos de Dios, por medio de Jesús, el Hijo de Dios. De la misma manera que alguien podría decirnos, “Te pareces mucho a tu padre”, nosotros llevamos el parecido familiar—hemos sido elegidos para ser “santos y sin mancha delante de él” (v. 4)—hoy, no solo en la vida futura. Podemos invitar a los no creyentes a unirse a la familia de Dios, a conocer a Jesús y sus bendiciones y a ser como él, aquí y ahora.

Este plan completo de salvación llegará a su cumplimiento cuando todas las cosas en el cielo y en la tierra sean literalmente “resumidas” en Cristo (v. 10). Esta es la meta de la misión de Dios. Puesto que hemos sido adoptados en la familia de Dios, tenemos una herencia guardada para nosotros, y nuestra posesión actual del Espíritu es como un anticipo que se da por un automóvil o una casa (v. 14)—¡es la garantía divina de que algún día vamos a poseer en plenitud todo lo que él tiene para nosotros! El Espíritu que mora en nosotros es el sello divino de nuestra pertenencia a Dios (v. 13)—somos verdaderamente su posesión, como miembros de la iglesia (su cuerpo), la cual él llena completamente (v. 23).

Finalmente, Dios ha hecho a Cristo la cabeza de todo poder terrenal y espiritual (vs. 20–22). Estas son buenas noticias para los que viven en temor de cualquier poder o adicción que domine su vida. Nuestra misión es vivir para “la alabanza de su gloria” (vs. 6, 12, 14) y llevar este mensaje a otros, para que más personas vivan bajo su señorío.

Acerca de este Plan

Una Nueva Humanidad: La Misión en Efesios

Efesios presenta un maravilloso retrato de unidad cósmica, que comienza con una nueva humanidad multicultural: la iglesia. Jesús reina por encima de todos los poderes que amenazan con dominar nuestras vidas. Él es quien nos une, los unos con los otros y con Dios. En esta serie de seis días, aprenderemos cuál es la meta de la misión de Dios, el papel de la iglesia en su cumplimiento y cómo nosotros participamos en ella.

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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: onemissionsociety.org