Fe ¿Y Qué Más?Muestra

Día 3: Frenar

Lectura bíblica:
“En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas" (Gálatas 5:22-23 NVI).

Devocional:
En nuestra vida espiritual, la fe es el motor, la virtud son las ruedas, el conocimiento es el volante… pero sin frenos el auto termina en desastre. Eso es el dominio propio: la capacidad de detenerse, controlar la velocidad y tomar decisiones sabias.

En el mundo griego, la palabra enkrateia significaba autodominio, la capacidad de controlar los impulsos. Para ellos, la verdadera libertad no era hacer lo que uno quisiera, sino gobernarse a sí mismo. Sin embargo, Pedro y Pablo nos muestran que el dominio propio no es fruto de la mera fuerza de voluntad, sino del Espíritu Santo.

No se trata de reprimirnos, sino de depender de Dios. El dominio propio no es racional, sino relacional. Nace de estar conectados a Cristo, la vid verdadera, y dejar que Su vida fluya en nosotros. Cuando tratamos de vivir en autosuficiencia, fallamos una y otra vez. Pero cuando declaramos dependencia del Espíritu, Él nos da la fuerza para vencer.

Donde antes había derrota, ahora hay victoria. Donde antes había condena, ahora hay libertad (Romanos 8:1). El mismo Espíritu que levantó a Jesús de entre los muertos es quien nos capacita para vivir con dominio propio.

Reflexión personal:
¿Qué es lo que hoy te está dominando? ¿Un impulso, un hábito, un pensamiento? En vez de luchar solo, ¿estás dispuesto a depender del Espíritu Santo para experimentar verdadera libertad?

Oración:
Señor, reconozco mis luchas y debilidades. Muchas veces intenté vencerlas en mis fuerzas y fracasé. Hoy decido depender de Tu Espíritu. Conectame a la vid verdadera y dame dominio propio para vivir en libertad. Amén.