Fe ¿Y Qué Más?Muestra

Día 1: Ponte el areté

Lectura bíblica:
“Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor" (2 Pedro 1:5-7 NVI).

Devocional:
Si alguien me preguntara cuál es el tesoro más valioso que tengo, respondería sin dudar: mi fe. Todo en mi vida gira en torno a ella: mi relación con Dios, mi familia, mis decisiones, incluso mis finanzas. Pero con el tiempo entendí que la fe no está completa si no se traduce en carácter y acciones concretas.

Pedro nos recuerda que a la fe hay que añadirle virtud. En griego, la palabra es areté, que significa excelencia, vivir a la altura de nuestro propósito. No se trata de una vida mediocre o de una fe pasiva, sino de una vida que refleja integridad, disciplina, valentía y bondad.

La fe es el motor de nuestra vida, pero la virtud es como las ruedas que nos hacen avanzar. Cuando añadimos virtud a la fe, no solo crecemos espiritualmente, sino que también mostramos al mundo las virtudes de Dios, aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9).

Reflexión personal:
¿En qué área de tu vida tu fe necesita ser acompañada por virtud? ¿Qué aspecto de tu carácter hoy necesita excelencia, integridad o valentía?

Oración:
Señor, gracias por el regalo de la fe. No quiero quedarme con una fe pasiva. Ayúdame a vivir con virtud, reflejando Tu excelencia en mis palabras, mis decisiones y mi carácter. Llévame de las tinieblas a Tu luz admirable. Amén.