Libres De Las AdiccionesMuestra

Caminar en Libertad y Ser un libertador.

Si llegaste hasta aquí, no fue por casualidad.

Leíste, lloraste, escribiste, confesaste, oraste, y fuiste confrontado por la verdad. Pero ahora, Dios quiere más: quiere que camines en libertad y te conviertas en un libertador para otros.

Porque la verdadera libertad en Cristo no termina en ti… comienza contigo. Muchos creen que ser libre es el final del proceso. Pero en el Reino, la libertad no es el final. Es el principio de una nueva identidad. Es el comienzo de una vida caminando con propósito, con valentía, y con autoridad sobre aquello que antes te controlaba. Dios no solo quiere verte libre, quiere usarte para liberar a otros.

1. Libertad sostenida: El camino no es perfecto, pero es posible.

Caminar en libertad no es caminar sin tropiezos. Es caminar con dirección. No se trata de no volver a caer jamás, sino de saber levantarte más rápido y más fuerte que antes.

El enemigo va a intentar volver con las mismas trampas, los mismos impulsos, los mismos pensamientos. Pero ahora tú ya no eres el mismo. Ahora tú sabes la verdad, tienes armas y no peleas solo.

La clave para vivir en libertad está en la disciplina espiritual constante:

• Leer la Biblia: no como obligación, sino como oxígeno diario.
• Orar: no solo para pedir, sino para relacionarte.
• La comunidad: no te aísles. Camina con gente que te edifica.
• El ayuno: no para ganarte a Dios, sino para dominar tu carne.
• La rendición diaria: no confíes en tus fuerzas, sino en su gracia.

Si caes, no vuelvas a correr hacia la culpa. Corre hacia el Padre.

2. Convertido en libertador: Tu testimonio sanará a muchos.

¿Recuerdas al gadareno que fue libre de una legión de demonios? Quería irse con Jesús, pero Jesús le dijo:
“Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo" (Lucas 8:39 RVR1960).

- Tu historia no es una vergüenza; es una asignación.
- Tu proceso no fue en vano; fue una preparación.
- Tu dolor tiene propósito: sanar a otros que están donde tú estuviste.

- Dios quiere que seas como Moisés: libre de Egipto, pero regresando a sacar a otros.

- Como José: libre del pozo, pero levantado para alimentar a muchos.
- Como Pedro: restaurado de su negación, pero predicando a multitudes.
- Como tú: libre de tu adicción, pero ahora equipado para restaurar corazones.

Tal vez no tienes un púlpito, pero tienes una historia. Tal vez no eres perfecto, pero eres testimonio viviente. Y eso vale más que mil sermones.

3. Palabras que Dios quiere dejar marcadas en tu alma.

• Eres libre, aunque a veces no te sientas libre.
• Dios no se rinde contigo, ni siquiera cuando tú te rindes contigo.
• Lo que perdiste no es mayor que lo que Dios quiere entregarte.
• El silencio ya no es tu prisión, ahora tu voz es un arma.
• Tu cuerpo no es un campo de batalla eterno, es templo del Espíritu Santo.
• No fuiste diseñado para sobrevivir… fuiste creado para vencer.
• La adicción no define tu final. Cristo ya escribió tu verdadera historia.

Asignación Final:

1. Escribe una carta a tu “yo” del pasado. Cuéntale lo que aprendiste. Dile lo que hubieras querido escuchar en medio de la lucha. (Este ejercicio te ayudará a sanar capas más profundas y te preparará para ayudar a otros).
2. Ora por alguien que sabes que está luchando. No lo juzgues. No lo expongas. Solo ora por su libertad con el mismo fuego con el que tú fuiste liberado.
3. Haz una publicación o comparte con alguien de confianza una parte de tu testimonio. Aunque sea en privado. Deja que tu libertad se vuelva semilla para otros.
4. Memoriza este versículo final y repítelo cada mañana: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud" (Gálatas 5:1 NVI).

Este devocional no es sólo un “contenido” más que terminaste. Es una puerta que se abrió. Es el inicio de una nueva historia y tú no vas solo. Jesús va contigo.

Si deseas que te acompañe en oración en este proceso de libertad, escríbeme en mi Instagram: www.instagram.com/ggabrielcamacho

Ebenezer: Hasta aquí me ayudó el Señor.