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El Silencio del Enemigo

El enemigo tiene una voz suave… pero venenosa. Esa voz suena así:

“No digas nada".
“Si hablas, te van a juzgar".
“Dios está cansado de ti".
“Nadie más lucha con esto, eres un fraude".

Esa es la estrategia de las tinieblas: mantenerte en el silencio. Porque mientras te quedas callado, el pecado crece en la oscuridad. Las cadenas no se fortalecen sólo por el acto repetido, sino por el miedo que te impide hablar. Hoy quiero que entiendas esto: el enemigo sabe que si hablas, empiezas a sanar. Que si confiesas, empiezas a ser libre. Por eso hace todo lo posible para que tu secreto siga siendo secreto.

Pero Dios… Dios no es como los hombres. Dios no se escandaliza por tu lucha, ya la conoce. Él no se aparta cuando fallas. Al contrario, se acerca. Se arrodilla en medio del polvo de tu vergüenza, como lo hizo con la mujer sorprendida en adulterio, y te dice:
“Ni yo te condeno, vete y no peques más".

Es tiempo de romper el pacto con el silencio. Es tiempo de exponer la herida para que entre la luz. Porque solo lo que se expone puede ser sanado. Y sí, abrir la boca cuesta. Sentirás que la vergüenza quiere ahogarte, que si confiesas lo que estás viviendo, los demás van a alejarse… Pero cuando decidas confesar en palabras lo que llevas dentro, recibirás un libertad en Jesús.

Tú no fuiste diseñado para cargar esto solo. Jesús mismo llevó una cruz pública, sangrando delante de todos, para que tú no tuvieras que morir en secreto.

Y tal vez estás pensando: "Pero, ¿a quién le hablo? ¿Quién me va a entender?".

Dios levantará a alguien; un mentor, un pastor, un amigo de verdad. Y si no tienes a nadie cerca ahora, empieza con Dios. En lo íntimo, en tu cuarto, rompe el silencio con tu Creador, porque cuando hablas con Dios, se activa el cielo.

Asignación de hoy:

1. Relee lo que escribiste ayer. Léelo como si fuera la carta de alguien más. ¿Qué le dirías a esa persona?
2. Ahora escribe una oración honesta a Dios (puede ser en voz alta o escrita). Usa tus propias palabras, pero sin filtros.
3. Si te sientes listo:

• Busca a una persona de confianza que ame a Dios y tenga madurez espiritual.
• Escríbele o háblale: “Estoy pasando por algo y necesito hablar con alguien que no me juzgue".
• Programa ese encuentro esta semana.

Versículo Clave para Memorizar: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados" (Santiago 5:16 RVR1960).

Nos vemos mañana.