Libres De Las AdiccionesMuestra

Restaurando lo que la Adicción Destrozó.
Las adicciones no sólo te atan. También te desgastan, te deforman y te roban pedazos de vida. Te roban el tiempo, la confianza, la pureza, el enfoque y la identidad. Y si no te das cuenta, también te roban la esperanza.
Hay jóvenes que no se sienten dignos de servir, de amar o de ser amados… no porque Dios los haya rechazado, sino porque la adicción los ha convencido de que están arruinados para siempre. Pero Dios no sólo quiere liberarte, quiere restaurarte.
Él no es un Dios que sólo rompe cadenas. También sana corazones. No te saca del hoyo sólo para que “no peques más”. Te saca, te limpia, te levanta, te repara, y te envuelve con Su amor hasta que tú mismo puedas volver a reconocerte.
Lo que el pecado destrozó, la gracia lo puede reconstruir. Y no solo reconstruir, ¡sino hacer más fuerte que antes! Jesús no solo te ve libre… te ve restaurado, redimido y listo para volver a vivir con propósito.
Hace unos años, conocí a un joven que había caído tan profundo en drogas que ya no se reconocía. Perdió amistades, ministerio, oportunidades… pero cuando se rindió por completo a Jesús, empezó un proceso intenso de restauración.
¿Sabes qué me dijo un día?
“Lo que perdí me dolió, pero lo que Dios restauró superó todo".
Restaurar lo que la adicción destrozó no es algo mágico, no pasa de la noche a la mañana. Tampoco es lineal: vas a tener días buenos, y otros donde sentirás que retrocediste. Pero hay algo glorioso en el proceso: Dios no solo te quiere libre de la adicción, te quiere sano del daño que esa adicción causó.
Cuando alguien lucha con una adicción, lo que necesita no es solo una “limpieza”, sino una reconstrucción del alma.
¿Por qué?
Porque muchas veces, aunque dejas el hábito, aún caminas con las grietas que dejó:
- La culpa, que te susurra que nunca serás igual.
- El temor, que te dice que puedes volver a caer en cualquier momento.
- La vergüenza, que te hace sentir inferior entre los demás creyentes.
- Y el duelo por todo lo que se perdió en el proceso: amistades, oportunidades, relaciones, tiempo.
¿Cómo empieza esa restauración?
- Reconociendo la pérdida.
No tapes el dolor con frases como “ya estoy bien”. Llora lo que haya que llorar. Abre tu corazón. Porque Dios no sana lo que finges que no duele. - Rindiéndote a un proceso.
Dios puede darte libertad en un instante… pero la restauración es paso a paso. Incluye sanar traumas, renovar pensamientos, rodearte de personas que edifiquen, y, sobre todo, volver a conocer a Dios como Padre. - Reaprendiendo quién eres.
Porque si no sabes quién eres, volverás a lo que un día te destruyó.
La restauración verdadera implica identidad: “Yo no soy mi pasado. No soy lo que hice. No soy lo que perdí. Soy lo que Dios ha dicho de mí". - Reconstruyendo tu entorno.
Tu ambiente importa. No puedes sanar en el mismo terreno donde caíste. A veces, restaurarse implica soltar lugares, amistades, hábitos que te vuelven a arrastrar. - Redirigiendo tu propósito.
Dios no solo te quiere sano… te quiere usando tu testimonio para sanar a otros.
Asignación de hoy:
- Escribe esta frase en grande: “Dios está restaurando mi vida". Ponla como fondo de pantalla, pégala en tu espejo o repítela todos los días esta semana.
- Escribe una lista honesta de las áreas donde sientes que la adicción te ha dañado:
- ¿Perdiste relaciones?
- ¿Bajó tu autoestima?
- ¿Sientes que tu llamado se apagó? Sé real. No para llorar… sino para entregarle eso a Dios.
- Ora con esta declaración: Padre, me duele lo que perdí, pero creo que Tú puedes restaurar todo. No soy un caso perdido. Tú puedes sanar mi mente, mi corazón y todo lo que esta adicción rompió. Yo creo en Tu poder para hacer nuevas todas las cosas. Enséñame a caminar restaurado, no solo perdonado. AMÉN
Nos vemos mañana.
Escrituras
Acerca de este Plan

¿Estás en silencio con adicciones ocultas: pornografía, drogas, alcohol, redes y más? Este devocional te guiará desde la oscuridad hacia la libertad real en Cristo, revelando la raíz del vacío interior y enseñándote a caminar libre. Jesús no vino a condenarte, sino a liberarte. ¡Este es tu tiempo!
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Nos gustaría agradecer a Gabriel Camacho por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/ggabrielcamacho









